miércoles, 21 de diciembre de 2016

Wiwichu 2016

Como es sobradamente conocido por los lectores de antoniadis9 que este tiempo navideño envuelve, adorna y potencia la totalidad de la energía positiva que soy capaz de generar, advierto a través de estas letras que nada ni nadie va a poder conseguir derrocar esa estrella imaginaria que a buen seguro se ha colocado encima de mi cabeza, desde hace unos cuantos días.

Obviamente respeto la libertad de expresión de esos irredentos elementos anti-navidad que cada año parecen coger más fuerza o simplemente se ponen más pesados. Que estén equivocados, solo despierta en mí un extraordinario sentimiento de ternura y amabilidad, que retroalimenta mi ya de por sí elevadísimo espíritu navideño.

Por tanto, abusen soliciten, pidan o exijan de mí cualquier cosa que esté al alcance de mi conocimiento o habilidad (en el supuesto caso de que las tuviese), porque estamos ante la hora feliz de esta barra de bar metafórica, que sirve los productos de antoniadis9. Estamos en situación Defcon 5, o sea, barra libre.

Porque simplemente, me veo incapaz de negar nada a nadie, salvo lo que resulte imposible, desde la estricta perspectiva presocrática. Es el momento, soy hombre fácil. Es Navidad.

No es menos cierto que mis habilidades y capacidades son escasas, poco prácticas y cuasi simbólicas, pero ustedes no dejen de pedir, que yo estoy por la labor de esforzarme. Eliminen solicitudes referidas al canto, pintura, escultura, bricolaje casero, danzas de cualquier índole (con la improbable excepción del chotis, que tampoco hace falta ser ingeniero), poesías, fotografías (que requieran mínimo de calidad. O sea, que me atrevo con el nivel photomaton), y en general, cualquier tipo de actividad que requiera gracia y salero. Porque es una carencia genética o adquirida, absolutamente irresoluble.

Prueben acaso con poesías, poemas, haikus, sonetos, relatos, piropos, datos absurdos que nadie conozca, recomendaciones musicales (honestamente, ahí me defiendo), opiniones deportivas (solo opiniones), discursos políticos, cartas de amor, ecuaciones de hasta segundo grado, y una pequeña miscelánea de culturilla general, de especial utilidad en competiciones familiares de tablero y dado.

Ese es mi catálogo, mis capacidades, como ya observan, muy limitadas. Pero todas a su disposición. Porque es Navidad. Porque pienso tomarme las uvas, campanada a campanada con precisión milimétrica. Porque instruiré a todos los que se dejen del funcionamiento del Reloj de la Puerta Del Sol, con criterio y con pedagogía, por enésima vez. Porque seguiré eligiendo los champagne y el vino, con el mismo criterio anárquico de los últimos años. Porque seguiré escuchando el Concierto de Año Nuevo de la Filarmónica de Viena, y como cada año, me parecerá que la interpretación de la Marcha Radetzky ha sido mejor que la del año anterior. Porque me seguiré zampando todo lo que me pongan en Año Nuevo, a pesar de que me parezca increíble, incluso a mí. Porque aprovecharé el día de Navidad para realizar la sobremesa más larga de la historia. Y porque seguiré esperando mi regalo del día de Reyes.

Pero ustedes, pidan, que hay barra libre.

¡Feliz Navidad! ¡Wiwichu a Merry Christmas


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