sábado, 26 de abril de 2014

De las siete artes

Elegiría la música, por su versatilidad y sencillez. Permite reflexionar sobre la existencia. Como la Primavera de Vivaldi. Siempre lo he considerado una de las mejores alegorías de la vida. El suave sonido de los violines armónico y simultáneo correspondería a la mejor etapa de la vida, entre el nacimiento y la pubertad, donde todo es amable y feliz, las flores crecen y su colorido nos rodea . 

A lo mejor idealizo a la música por mi personal incompetencia en ese arte, y la consecuente envidia hacia quien es capaz de hacerme soñar y completar mi día a día con las pequeñas piezas del puzzle que me faltan. Si necesito una porción irregular de entusiasmo, recurro a Wagner, y cabalgar hacia la victoria a lomos de las Walkirias. Si preciso algo más etéreo y estelar, me acerco a Strauss y junto a Nietszche, hablamos con Zaratustra. Si las lágrimas deben abrirse paso en mis mejillas, el Allegreto de Brahms es absolutamente paradójico.
Y si no basta con el sonido y se busca una mayor seriedad y oficialización, solo hay que fijarse en la partitura. Los símbolos que rellenan el pentagrama aportan más rigor científico y formalidad que mil ecuaciones diferenciales.

sábado, 12 de abril de 2014

Mitos y Realidades: La malvada cafeína

Aunque no pretendo adjudicarme el papel de justiciero histórico-técnico, ni convertirme en el referente moral de mi entorno micro-social, puedo admitir que me toca las pelotas escuchar afirmaciones carentes de todo rigor científico o sociológico, en relación con algunos temas que son completamente nucleares en mi vida.
Es decir, que puedo permanecer callado o debatir a medio gas cuando el objeto de la discusión corresponde a áreas de conocimiento en las que no estoy muy interesado, o en las que simplemente estoy mejor preparado que mi interlocutor o interlocutores; Salvo que se pongan muy pesados, en cuyo caso me veo en la obligación de exponer mis mejores argumentos con una sólida y presocrática exposición; Salvo que se pongan aún más pesados, en cuyo caso, suelo recurrir a Mariano José de Larra, inspirador máximo de cualquiera que quiera comportarse de un modo ligeramente sarcástico.
Más o menos puedo tolerar con cierto estoicismo discusiones políticas, históricas, futbolísticas (casi siempre), e incluso musicales (siempre que mi interlocutor acepte de entrada que fuera de los 70-80-90, cualquier fruto musical es completamente abominable porque si no, tenemos lío) En el caso de no estar muy versado en la materia, lo que me ocurre con mucha mayor frecuencia de lo que me gustaría admitir, intento salir del paso como buenamente puedo y bucear en las modernas enciclopedias, para que no me vuelva a ocurrir.
En el caso de discusiones médicas o paramédicas, desgraciadamente aparece mi formación científico-humanista y tiendo a pasarlo muy mal cuando en mi presencia se realizan aseveraciones pseudo-médicas, presuntamente procedentes del consejo de un nutricionista, fisioterapeuta, esteticista, y que en realidad provienen del cuñado de un quiromasajista diplomado en el Centro de Terapias Alternativas Dr. Von Trapp, o algo similar. Ya se que los Von Trapp son los de Sonrisas y Lágrimas, es que eso es justamente lo que me causa.
Suele ocurrirme cuando algún ilustrado de los que uno tiene la ineludible penitencia de tratar,  comienza a emitir juicios valorativos sobre la presunta influencia negativa de la cafeína. Se trata de que algún indocumentado mencione tangencialmente algún absurdo efecto perjudicial de la cafeína y comienzo a notar una progresiva dilatación de la vena yugular izquierda (es curioso que la derecha se queda tan tranquila. Debe ser lo de los hemisferios dominantes o que no tengo lado izquierdo. Porque mano izquierda seguro que no)
Algún ejemplo:
  • ¿Vamos a tomar un café? 
    • Nooo, yo no tomo café, porque entonces no duermo. ¡Jodío vago, si son las 10 de la mañana¡. ¿Qué pasa, tu siesta empieza a las 11?
    • Nooo, yo prefiero una infusión. ¿Como que una infusión? O sea que te da lo mismo un té verde que una valeriana? Eres como los americanos que piden una soda, que incluye desde una lata de Casera hasta una Coca Cola Zero?
    • Nooo, ya no tomo café, porque me produce ardor de estómago. Pero so idiota, si llevas tomando almax desde que te conozco, y nunca te he visto tomar más de un manchado al día y por compromiso
    • Nooo, prefiero un descafeinado. Hombre esto es más disculpable, porque implícitamente reconoce que le gusta el café y algún aguafiestas, sanitario, parasanitario o esposa le ha dicho que no debe tomarlo. Bastante tiene el pobre como para meterse con él
    • Nooo, el café sube la tensión. So ignorante, la Hipertensión Arterial Esencial es la causa del 95% de los casos de Hipertensión Arterial y los médicos no tenemos ni puñetera idea de porqué se produce. Si tú tienes una Tensión Sistólica de 110 y tomas un café, el efecto hipertensor es momentáneo y a lo mejor hace que te suba a 120. Pues así a lo mejor le pones un poco de sangre y me terminas de una vez el informe que te pedí hace 2 semanas
    • Nooo, el café produce cáncer de páncreas. Supongo que te refieres a que el primo de un cuñado de tu novia tuvo cáncer de páncreas y además tomaba un cafelito después de comer. Si supiera qué produce el cáncer de páncreas tendría una consulta en la Avenida Foix, con sucursales en Oxford Street y en la 5ª Avenida, en vez de tenerla en Francos Rodríguez esquina a Federico Rubio (Metro Francos Rodríguez, valga la cuña publicitaria), con sucursal en Las Tablas
  • Doctor, llevo unas semanas que duermo fatal. Debería dejar el café?
    •  Señora, vd. no toma café. Lo que toma es un tazón de leche entera con 12 galletas maría trituradas en porciones prácticamente simétricas a la que le ha acercado vd. unas nanopartículas del bote de nescafé.
    • En efecto, debe dejar el café de forma radical, y así, cuando vuelva a venir a mi consulta y le explique por enésima vez que vd. no duerme porque decide ponerse a jugar al padel a las 10 de la noche con otros 3 idiotas, por lo que la adrenalina del partido, aderezada por 3 botes de red bull, es perfectamente posible que tenga alguna influencia en su ritmo sueño-vigilia. Dedíquese a lo que un soltero de 30 años debe dedicarse todas las noches que le dejen, por su bien y por el de la sociedad en su conjunto, y deje de quemar a lo tonto la tarjeta de SANITAS pagada por la empresa
    • Quizá sería mejor que dejaras los after work
    • En su caso, considerando que es un diabético mal controlado, tiene un sobrepeso de 30 kg., le han dado 3 infartos y fu ma 2 paquetes diarios, mientras que se toma los whiskys, en realidad puede vd. tomar el cafe que le de la gana, porque el resultado no creo que varíe
 La realidad al respecto es que como casi siempre, el sentido común dicta que el consumo de cafeína en niveles moderados, entendiendo como tales 4-5 tazas de café por día y 5 unidades de 250 ml.  de bebidas gaseosas cafeinadas o té se consideran una cantidad moderada o promedio de cafeína para la mayoría de las personas. De hecho, un muy reciente estudio destaca el efecto protector de la cafeína sobre la producción de la proteínas involucradas en la Enf. de Alzheimer.
Esto último me tranquiliza bastante. No porque empiece a sufrir los síntomas de la enfermedad, sino porque mi consumo diario se acerca bastante a niveles muy protectores. 
Como además me aproximo peligrosamente a las franjas etarias donde suele diagnosticarse, pues a más a más.

martes, 8 de abril de 2014

Sufriendo en soledad


Sufriendo en soledad
“¡La felicidad! No existe palabra…”menos lógica y más filosófica. Objetivo a alcanzar y fenómeno a explicar. Nos compromete y nos angustia ¿Soy Feliz? ¿Y cómo voy a saberlo? Es feliz el que padece, el que piensa y el que ama. Porque vive y porque siente. Pues si es así, soy feliz y no lo soy, y no lo seré o no lo fui ¿Y cómo voy a saberlo?
Creo que debo serlo, puesto que percibo la amistad, y el amor filial, y el otro. Y sufro, pero no siempre. Cuando me dejas indefenso ante el mundo. Sin ti. Sin ellos. En soledad.

lunes, 7 de abril de 2014

La Utopía De Vivir


La felicidad! No existe palabra que se iguale. Salud y suerte, emoción y gozo, vivir y amar. Se ubica en el arcoiris, en lontananza, en Finisterre, en Eldorado, en Xanadú. Tan próxima y tan lejana. Es viaje sin fin y sin retorno; es trayecto, no destino. Pero la ansiamos.
Nada hay tan distinto y tan cercano. Está en marzo florido y en otoño caduco. En la sabiduría del anciano y en la estridente risa del niño. En nosotros, incluso en el peor de los momentos, cuando nos sentimos amados. Porque no entendemos, porque no somos dignos. Ni de felicidad ni de vida. Y seguimos.