La felicidad! No existe palabra que se iguale. Salud y suerte, emoción y gozo,
vivir y amar. Se ubica en el arcoiris, en lontananza, en Finisterre, en Eldorado,
en Xanadú. Tan próxima y tan lejana. Es viaje sin fin y sin retorno; es trayecto,
no destino. Pero la ansiamos.
Nada hay tan distinto y tan cercano. Está en marzo florido y en otoño caduco. En la sabiduría del anciano y en la estridente risa del niño. En nosotros, incluso en el peor de los momentos, cuando nos sentimos amados. Porque no entendemos, porque no somos dignos. Ni de felicidad ni de vida. Y seguimos.
Nada hay tan distinto y tan cercano. Está en marzo florido y en otoño caduco. En la sabiduría del anciano y en la estridente risa del niño. En nosotros, incluso en el peor de los momentos, cuando nos sentimos amados. Porque no entendemos, porque no somos dignos. Ni de felicidad ni de vida. Y seguimos.
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