lunes, 24 de diciembre de 2012

Wiwichu

We wish you a Merry Christmas;
We wish you a Merry Christmas and a Happy New Year.

No puedo evitarlo. Cuando empiezan a acercarse estas fechas, recibo una andanada de energía y felicidad de la que no mejoro hasta después del Roscón. ¡Qué le voy a hacer! Yo sé que esto no es muy popular últimamente, pero el espíritu navideño empieza a traspasar los poros de mi piel (muy probablemente por ósmosis, pero no lo tengo claro), y me pongo que no me aguanto ni yo.

Lamentablemente no puedo gozar de las Navidades escolares, aquellas que empezaban con la Lotería y terminaban cuando estabas loco por recitar a tus compis del cole la interminable lista de presentes epifánicos; por cierto que siempre que hacía eso, me parecía que no tenía motivos para estar tan contento, porque siempre había algún vacilón al que le habían traído a la vez el Cine Exin, el Exin Castillos y el balón de reglamento, casi seguro también Exin.

 En cambio ahora, la mitad de ellas las paso trabajando y la otra mitad recuperándome del trabajo realizado. Eso sí, las disfruto por delegación. Delego el disfrute navideño en los muchachos, y ellos a su vez me eligen como Delegado de Adquisiciones para arrasar con las tiendecitas correspondientes a su periodo etario: De pequeñitos Toys R Us (siempre he pensado que la R era de Recochineo de los padres pringados), más adelante los Centros comerciales varios, y últimamente honestos comercios multinacionales especializados.

Tampoco me quejo de eso. Me apasiona comprar regalos, porque pasa como con los cocineros, de cada platito pruebo un poco. Es decir, de cada n bolsas, alguna me cae, que para eso firmo o pongo el pin según el caso.

Cierto es que mi labor de proselitismo navideño cada día es más complicada e incluso diría que hay que andar con mucho ojito no se me vaya a ofender el personal. Para empezar, te miran raro, como diciendo "pero éste es que no está en el mundo?", "están las cosas como para felicitaciones" Desde luego empiezan a aparecer imitadores modernos de Ebenezer Scrooge, que se empeñan en aguar las fiestas a los demás, e incluso pretenden descalificar las Navidades con el tibio pretexto de que todo es una leyenda y una superchería, y que históricamente no se sostiene. Hay un alemán por ahí que dice que en el Portal de Belén no había mula ni buey, y que los Reyes Magos eran andaluces. Nos ha recortado a la mula y el buey y se mete con los del sur. Desde luego, es alemán.

También he escuchado argumentos muy personales para justificar la aversión navideña: "Salir en Nochevieja es una tontería, te gastas un pastón y para eso puedes salir en cualquier otra noche del año" Desde luego, pragmático es. Pero es que Nochevieja no es cualquier otra noche. En cualquier otra noche igual estás en la cama a las 22:00 si la tv o el internete están aburridos. Otras noches cenas fruta o yogures y en Nochevieja hay que andar con cuidadito con las uvas asesinas. Por tanto, no es cualquier otra noche.

Y en Nochebuena poco más menos lo mismo. Cada uno lo celebra a su manera, pero de ningún modo es una noche normal. Yo recuerdo perfectamente las apreturas de espacio que pasábamos en el Sahara (Quiero decir en la calle Sahara, Villaverde Bajo, sede oficial del encuentro navideño), como recuerdo que una pila de gente se concentraba absorta en juegos tan multimedia como la lotería (versión clásica del bingo moderno, pero sin cartones ni retus, y sospecho que con más trampas que un oriental film)

Sin duda, hoy no es lo mismo. Si en su momento hubiese los actuales controles de alcoholemia, media familia hubiese dormido en la comisaría nochebuena sí, nochevieja también. Podemos elegir la cadena de tv que da las uvas, sencillamente porque hay más de una. No es imprescindible ver el programa de variedades folclórico-ibérico, porque hay dos mil opciones más youtube. Y ahora esperamos regalos de un personaje nórdico de leyenda del que en su momento habíamos oído hablar muy vagamente.

Pero como os decía, lo mío no tiene cura alguna. A mi optimismo inveterado consustancial, las Navidades le meten un pequeño refuerzo que consigue hacerme verdaderamente insoportable en estas fiestas. No es por lo que hago, sino por cómo me siento. 

Quizá sea eso que decía Valdano de que el fútbol son estados de ánimo, por lo que hoy he recibido el refuerzo perfecto a mi nirvana navideño, en forma de un archivito de 6 páginas  y escasamente 3Mb, que aparentemente contiene información científica, pero que el ángel que lo envía y una servidora sabemos perfectamente que no es más que un simple envoltorio, porque parafraseando a Dashiell Hammet, guionista de la película "El Halcón Maltés", el archivo no está hecho del material del que se hacen los sueños, sino del material del que están compuestos los recuerdos, y dentro de ellos, de la subcategoría que contiene a aquellos que contribuyen a la forja de la personalidad, del núcleo duro de lo que somos. No todos los recuerdos significan lo mismo. Lo de hoy ha significado mucho.

Cuando me serene un poco y vuelva a mi éxtasis navideño, quiero que este Mercurio que me ha proporcionado tanta felicidad sepa que también me va a proporcionar una dulce venganza familiar, en forma de tantas copias como asistentes a la comida navideña. Más o menos como se decía en nuestra época de Navidades de la España de los 70: " Me van a oir " En este caso, usando un lenguaje más directo, no van a tener más cojones que leerlo o escucharme cómo lo recito de la A a la Z entre el consomé y los langostinos.

Wiwichu for all

Feliz Navidad a todos (para los no bilingües)

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Micro

Al final siempre estaban los mismos. La pareja de jubilados, manos entrelazadas y mirada orgullosa. El que nunca será un ejecutivo exitoso por falta de agresividad. El marido de la frutera, con el cigarro a un lado y los ojos vivos para las juvencitas. El que ya no podemos llamar niño, por razones endocrinas. Y él. Sin ella.
Podrían ser 13 los años. Cada nochebuena, previo a la Misa del Gallo. El futuro no precisa aclaración: como éste, si acaso. Parece que habiendo perdido todo, nada puede ir peor. O no. Sin ella, nada puede mejorar.
El paseo vespertino, la aproximación al parque, el alborozo por casi nada. Las caricias injustificadas, la alegría al llegar. Qué poquito parecía, y cuánto lo extraño ahora. Solo, sin esperanza. En Navidad.


sábado, 8 de diciembre de 2012

London

“En Londres no hay nada seguro excepto el gasto”, (William Shenstone)
No se  trata que de repente la línea editorial de antoniadis9 se haya decantado por los derroteros de la tradicional guía turística, y tampoco es pretensión del autor enumerar la ingente cantidad de atractivos que puede tener una de las ciudades más interesantes del mundo. Simplemente, se trata de una recopilación de impresiones que en caso de retrasar su transcripción a negro sobre blanco, probablemente perdiera riqueza en el detalle y la vivencia.
Es una ciudad interesante, completa y compleja, aunque es de justicia reconocer que tras su visita siempre queda un regusto agradable, muy similar a estas pequeñas fichas técnicas que podemos apreciar en las etiquetas de los mejores, y a veces en los peores vinos ya sabéis, éstas que al comprar un vino peleón de los que no hubiesen podido competir con el Don Simón de brik, todavía tienes que leer que "se trata de un vino en el que se aprecian los finos sabores del envejecimiento en barrica de roble de primera calidad, con un suave sabor atrufado y con olor de madera en nariz", cuando lo primero que uno piensa es quién coño tiene la botella de La Casera.
En cambio con London, el último sabor que te queda siempre es agradable, especialmente si no piensas en la pasta que te has gastado. Cuando te preguntan los amigos, lo primero que te viene a la cabeza es un "Bien", claro, nítido y rotundo, porque realmente lo has pasado bien. A poquitín que te esmeres, es una ciudad en la que pasar unos cuantos días agradables, es el resultado más probable del viaje. Hay que venir muy revenido para volver a casa con mal sabor de boca, aunque siempre existen cosas que a uno le puede molestar en cualquier ciudad del mundo.
En este caso, es perfectamente comprensible que a alguien pueda molestarle la peculiar manera con la que los ingleses torturan un idioma que para cualquier integrante de mi generación etaria española, la que va desde siempre hasta hace unos pocos años, no tenía ningún secreto para cualquiera de nosotros, porque el sistema de aprendizaje que seguimos era poco menos que infalible. Tan es así que muchos colegios ni siquiera se molestaban en enseñarlo, y concentraban sus esfuerzos académicos en el muy complejo idioma (y país, y gente, y todo) francés, con la impecable videncia que todos hemos podido comprobar, la absoluta marginalidad del inglés, idioma residual donde los haya, especialmente tal y como lo destrozan los británicos.
Es especialmente lamentable cómo son incapaces de entender expresiones pronunciadas con la máxima corrección fonética y semántica y extrema riqueza de vocablos, para encima poner expresión de perplejidad y/o de molestia cuando se les envuelve con la bandera de la exquisita corrección gramatical.
Supongo que cada uno podrá aportar su explicación, pero es aún más lamentable que esta manía de destrozar el idioma inglés original de impecable aprendizaje en BUP, se extiende a las generaciones más jóvenes, a las que día sí y día también, debemos invertir ingentes cantidades de tiempo en corregir pronunciaciones y traducciones.
En fin, yo creo que esto tiene poco remedio, y habrá que dejar a los ingleses con sus problemas idiomáticos, porque son excesivamente orgullosos para dejarse ayudar. Lo bueno que tiene Londres es que te apañas muy bien con 2 ó 3 expresiones sencillitas (sorry y excuse me, pronunciése sorry, marcando bien las 2 erres, y "escúseme", prácticamente como en español, con "ese" en vez de "x", incluido el acento para que ellos os entiendan fácil, que son muy torpes como os decía) Luego sólo se trata de contestar a la pregunta "card o cash?", que te permite elegir la forma en la que vas a ser desplumado.
En cambio, es muy loable la costumbre que tienen  de conducir por el lado correcto de la calle, que obviamente es el izquierdo. Bueno, no es un análisis urbanístico ni de seguridad vial, para mí es una simple, sencilla económica y diabólica de evitar los problemas de emigración. Extranjero que llega, extranjero que se llevan por delante en el semáforo inmisericordemente, porque éste, lógicamente como forastero que es, se empeña en buscar el coche asesino justo al otro lado.
Y si no te han atropellado físicamente, te rematan con la pound. La pound en realidad no vale 1,25€, sino que están a la par. Lo que pasa es que si te lo dicen, pues empiezas a echar cuentas y no gastas, porque te percatas que por un café en vaso de cartón te quieren extraer 4 ó 5€. Muy listos. Te bajan el prize y picas como un oriental. Encima te permiten usar la tarjeta hasta para comprar un sugus, por lo que no hay escapatoria alguna.
Aún así, de estas pequeñas artimañas made in UK, mi preferida es lo que llamo el "Trick or Treat museístico" Esta es genial. Resulta que te colocan dos museos normalitos en dos edificios que te mueres, y uno de ellos en pleno Trafalgar Square, lo que viene a ser Sol, pero sin Tio Pepe. Entonces tú entras pensando "verás que sablazo me van a meter" y resulta que es "gratis" Solo cuando llegas a España te das cuenta de la malévola estrategia: Primero, le quitan a todo quisqui los mejores pedruscos y/o vasijas y/o cuadros,...y te hacen ir a verlos allí. Luego te tratan con una deferencia extraordinaria y te hacen pasar por unas magníficas tiendecitas donde cualquier cosita que venden te la llevarías a casa ipso-facto. Luego te meten el hachazo con una amabilidad exquisita y luego la preguntilla a la que hacía referencia "card o cash?" Es fabuloso. Pagar no pagas...a la entrada. El autor, siguiendo los instintos masocas que le acompañan desde pequeñito, ha ido en total 4 veces a cada uno. Y los cabrones renuevan las cositas de las tiendas. Bandidos.
En lo que nos superan ampliamente es en la oferta gastronómica y culinaria. En lugar de acometer los extraordinarios gastos de infraestructura y formación de personal especializado que requiere el noble arte de la hostelería, han encontrado una forma sencilla y cómoda de resolver tamaño problema. Simplemente, en Londres no se puede comer.
Algún purista podría amagar con algún pequeño matiz, "hombre, no es así en todos los sitios", "encontré una pizzeria en el Soho que no estaba mal", y cosas así. Pero vamos, apelando al espíritu de síntesis latino, que no se come y punto.
Esto no es tan terrible. Se puede encontrar fácilmente el lado positivo. por ejemplo, adelgazas. O ahorras. O es más sano.
A lo primero, no, una cosa es que no se pueda comer y otra que no haya que nutrirse de alguna forma, y al final lo que te ofrecen no es precisamente hipocalórico.
A lo segundo, ni de coña, recordad los múltiples subterfugios recaudatorios de los que os hablaba antes.
A lo tercero, ni me molesto.
Como comenzaba mi exposición, a la vuelta de London, siempre te queda un regusto agradable. Y a la vista de algunos pequeños matices que he podido comentar, que no criticar, alguien podría pensar que no es así. Nada más lejos de la realidad. Cada vez que voy a Londres vengo más contento que la vez anterior. En parte porque he ido haciendo una labor de proselitismo lingüístico que ha conseguido que poco a poco vayan pronunciando mejor y se adapten progresivamente a mi refinado y exacto acento inglés. Me ha costado, pero vamos progresando. En parte porque como no se por donde van a venir los coches, pues miro a los dos lados y listo. En parte, porque llevo más pasta y me disgusto menos. Y porque no me molesto en intentar comer.
Quizás pueda influir el hecho de que cada vez veo menos lejano el momento en que para los de mi generación, el trayecto Madrid-algún sitio distinto de Madrid pueda empezar a ser algo menos desconocido que hasta ahora. Por desgracia o por suerte.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Con resignación cristiana

Yo nunca busco temas, dejo que los temas me busquen y yo los eludo, pero si el tema insiste, yo me resigno y escribo.(Jorge Luis Borges)
Como dice mi querido amigo, con mucha razón y su habitual falta de delicadeza, últimamente peco de ponerme algo más trascendente de lo que debiera, máxime considerando la situación actual. Y por esa razón llevo unos días pensando en que la próxima entrada del blog debiera ser algo más humorística que algunas de las anteriores. 
No estoy muy seguro de conseguirlo, porque en lo que es mi propia persona de mí mismo soy intrínsecamente serio. Mis fotos de niño son serias y aquellas en las que se me ve sonreír parecen un book para un anuncio del Parque de Atracciones, más que nada porque se me nota que no estoy acostumbrado. 
Eso no quiere decir en absoluto que no lo intente. La responsabilidad de esta publicación y mi propia profesionalidad como blogger aficionado pero con visitas de Alaska (gracias, primo), no me permitirían dejar de insistir hasta que los resultados sean razonablemente ...simpáticos. 
Pero el que no tiene salero, pues como que le cuesta una chispita. Por tanto, debe buscar su inspiración en los hechos cotidianos para poder obtener situaciones hilarantes que puedan ser puestas como ejemplo y aderezadas con esos recursos literarios que se pueden obtener tras la atenta lectura de los clásicos.
En mi caso, y reconozco que es un recurso muy fácil, puedo echar mano de las experiencias vividas como facultativo de pro, tanto las propias como las que me han ido comentando compañeros sanitarios. Desde luego hay materia para escribir un blog, un artículo o una enciclopedia. Los términos que empleamos los sanitarios, son de difícil inteligibilidad para los pacientes, pero a veces resulta disparatado los esfuerzos de estos últimos por establecer una cierta complicidad en las conversaciones.
Esta misma mañana, un paciente intelectualoide intentaba convencerme de que ese dolor que le tenía martirizado era una contractura del "latissimus dorsi"  Tras una diplomática negativa por mi parte, y ante su insistencia, he tenido que aclararle que su padecimiento estaba localizado en el culo. Punto. Vamos , que le dolían las posaderas. Que el hecho de que se llame latissimus dorsi no significa que le alcance todo "el dorsi"
Anécdotas como la que acabo de comentar o el famoso "clamoxyl de pimientos" con el que una paciente de Torrelaguna obsequió a mi hermana pequeña en sus primeros días de nurse ejerciente, o la extraordinaria descripción de un orgasmo con la que un iluminado nos deleitó en las Urgencias del Severo Ochoa a las 4 de la mañana, forman parte de esos momentos épicos de nuestra vida profesional con los que asombramos a los amigos ajenos a la cosa hipocrática. Pero como decía, es un recurso demasiado fácil con el que desarrollar un blog de estilo humorístico. Cualquier compañero podría escribir unas cuantas de éstas, y a buen seguro acabaríamos por los suelos de tanto reírnos.
Aquí lo difícil es tener el cuerpo para muchas risas con la que está cayendo. Y escribir para provocarlas no deja de estar bastante complicado, porque los sucedidos habituales no son precisamente muy festivos. Es difícil encontrarle el punto humorístico a la crisis económica, el paro, los desahucios,...
Había pensado incluso en meterme con Paquirrín, que el hombre acaba de ser papá y seguro que le importa un bledo que me meta con él. Pero acabo de recordar que a su mami la están juzgando y la cosa tiene pinta de que va a dejar de estar entre bambalinas para estar entre galerías. No creo que sea el momento.
El siguiente candidato era Cristiano. Pensé en Messi por ponerle un nombre absurdo a su retoño, pero después de colocar dos golitos, uno de ellos extraordinario, he decidido dejarle tranquilo, no sea que se vengue de mí metiendo 60 goles esta temporada, que poder puede, pero mejor no animarle. Entonces, a meterme con Cristiano.
Pero se jorobó el invento. Primero le abren la ceja, segundo se queda calladito, tercero se quita la camiseta y me obliga a volver al gimnasio por pura dignidad y finalmente enchufa uno de volea. Descartado.
Desde luego se me ocurrió meterme con Artur Mas. Ahí si que lo estuve pensando en serio, porque se ha pasado tres pueblos. Pero se me han adelantado.
Resulta que en la última reunión del President en funciones con los empresarios del Instituto de empresa Familiar (en plata, los que parten el bacalao en España y especialmente en Cataluña), le han puesto en su sitio y le han obligado a recular de mala manera (http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/11/12/catalunya/1352715450_541512.html) Con lo cual, me han chafado, porque la línea editorial de antoniadis9 es radicalmente contraria a hacer leña del arbol caído. Si a eso le añadimos los escándalos de las comisiones que se lleva CIU, que cada vez es menos escándalo, pues mejor dejarle al pobre que se lama sus heridas.
Pero vamos, que sigo sin poder meterme con nadie para crear ese oasis humorístico que era mi buena obra del día o de la semana. 
Se que muchos de vosotros pensáis que teniendo cerca a Tomás Gómez, para que volverse loco buscando a otro, porque da juego para dar y tomar. Me niego en rotundo. Porque antoniadis9 ha de ser un blog ecuánime y justo. E imparcial. Y como Tomás Gómez hay otros muchos en todos los partidos...Bueno, quizás no. Entonces, no me meto con él porque...es demasiado fácil. Eso es. 
Afortunadamente pude visualizar unos 30 segundos de una entrevista que le hicieron a Arturo Pérez Reverte. Y esa fue mi salvación. Tengo entendido que el hombre escribe bastante bien. Eso me han comentado. He intentado leer la Tabla de Flandes y no lo he conseguido. Pero eso será culpa mía. Si todo el mundo le considera tan bueno, es porque no he puesto suficiente empeño. Mea Culpa.
Lo que nadie me negará es que es un pedante insoportable. Me recuerda lo que decía mi padre sobre el cantante Raphael. Se le puede escuchar porque tiene una voz extraordinaria, pero verle es insufrible. Con Pérez Reverte me pasa lo mismo.
La entrevista en cuestión versaba acerca de su última novela, y estas son unas frases entresacadas:
"¿Ha tardado 22 años en escribir esta novela
 Arturo Pérez-Reverte. La empecé en el año 90. Llevaba unos 40 folios escritos y, por ese instinto del peligro, me di cuenta de que no estaba funcionando. Tuve la prudencia de parar, escribí El club Dumas, y ahí quedó aparcada.
XL. ¿Por qué no le 'funcionó' entonces?
A.P.R. Ahora, y no antes, me he dado cuenta de que no tenía edad suficiente para escribir esta novela. Tenía 39 años y me faltaba mirada, pasado, arrugas, canas, cansancio...; todo aquello que te da el tiempo"

 http://www.finanzas.com/xl-semanal/magazine/20121111/arturo-perez-reverte-miradas-4049.html

Yo no digo que eso no sea cierto, que a veces puedes necesitar la perspectiva que te da el tiempo, la acumulación de experiencias, el desencanto, el escepticismo, para desarrollar una creación pictórica, cinematográfica o literaria. Pero expresarla así es para darle de bofetones.

Al final, este post me ha quedado un poco menos humorístico de lo que hubiese deseado, pero no pienso decir que ha sido porque me falten canas o arrugas, porque tengo para regalar. Simplemente, no me ha salido mejor. 

¿Y el tonto de Pérez Reverte no puede decirlo así de fácil?  

P.D. Y vago de narices. 22 años para escribir una novela

 
 
 

martes, 23 de octubre de 2012

La fe recobrada o como Saulo camino de Damasco



La fe recobrada o como Saulo camino de Damasco

Lo bueno que tiene escribir para amiguetes y no para el gran público, (aunque las más de 2.000 páginas leídas empiezan a cargarme de responsabilidad literaria), es que hay muchas cosas que uno no precisa aclarar puesto que su público de colegas (en el sentido más popular, porque pocos galenos se tragarían mis escritos) ya comprende que se trata de figuras literarias implícitas.
En el de hoy, por ejemplo, no necesito explicar que “la fe recobrada” no puede ser otra cosa que una herramienta de enriquecimiento narrativo, puesto que no puede recobrarse lo que nunca se ha tenido. Me refiero a un “nunca” adulto, claro, porque los 11 añitos de colegio capuchino dejaron cierta impronta católica, más por atrezzo que por convicción. Pero, en el supuesto caso de que eso haya ocurrido, una vez llegada la madurez, la cosa teológica no pasó del tamiz empírico, y allí se quedó sedimentada inhilo tempore.
Por tanto, si lo de la "fe", no trata de los problemas del más allá, se puede deducir a la manera presocrática, que ha de ser del más acá.
¿Qué hay en el más acá que pueda o merezca ser recobrado? Pues algo que se ha perdido. Elemental.
Antes de que el lector pierda la paciencia enredado en disquisiciones pseudiofilosóficas, aclaro que no se trata de la juventud, que suponiendo que la haya perdido, difícilmente se puede recobrar, y cuando se intenta, las secuelas en forma de agujetas, resaca o indigestión nos lo recuerdan inmisericordemente. Tampoco he perdido la fe en el sistema financiero, porque mi primer crédito iba al 15,25% y 20 años después estamos en la misma línea y suponiendo que te lo den, por tanto, poca fe he podido perder cuando no la tenía. En los políticos tenía cierta fe, que no he perdido del todo, pero que cada vez me lo ponen más difícil; y encima si lo dices en alto te acribillan. Desde luego, no he perdido ninguno de los valores que conforman mi núcleo duro, mi karma o mi kernel: mi rebeldía, mi inconformismo, mi ambición, mi madridismo, mi heterosexualidad…He de reconocer que en lo futbolístico mi fe en la selección iba decayendo con el paso de los años, pero ya veis como estamos ahora, que no hay quien nos tosa. En el 86 salimos a Cibeles porque llegamos a cuartos (4 goles del buitre en el 5-1 a Dinamarca); Si ahora nos quedamos en cuartos, mandamos a Del Bosque a Salamanca en Autores.
En realidad, lo de la fe recobrada me ha venido a la cabeza tras la concesión del Planeta a Lorenzo Silva. Lo cual no deja de ser en sí mismo una gran pérdida de fe, porque debería ser lo normal que a un gran escritor le otorguen un gran premio. Pero hay que reconocer que últimamente la cosa no iba muy fina. Le han concedido grandes premios literarios a obras cuya característica común es la terracota. ¡Vaya ladrillacos infumables y tostones!
En cambio, Lorenzo Silva tiene una serie de características personales y literarias que le hacen acreedor a este y a cualquiera de los premios literarios que se otorguen. Se trata de un tipo en la mejor época de la vida, con una edad extraordinaria desde el punto de vista físico, psíquico e intelectual. Más me vale, porque es casi de mi quinta. Un pelín más joven, pero eso se arregla con los años. Escribe habitualmente en prensa seleccionando cartas de los lectores, con mucho criterio.
Sus libros abarcan los géneros más dispares, desde la novela policíaca que le ha hecho más conocido por el gran público (Especialmente la serie de Bevilaqua y Chamorro), pasando por epopeyas modernas, como "El angel oculto", a caballo entre El Llanero Solitario y Cómo vivir sin blanca en París y Londres (una novela de George Orwell de 1933 que con la bendita crisis ha pasado a estar de plena actualidad) y delirantes comedias surrealistas como "La flaqueza del Bolchevique", pasando por relatos juveniles y libros de difícil clasificación.
Particularmente tengo especial predilección por dos novelas policíacas (como no), con grandes diferencias y grandes similitudes. La primera de ellas, (Noviembre sin violetas) que también es la más antigua y la primera de este autor que cayó en mis manos, es cuestionada por su calidad literaria, en primer lugar por su propio autor. Pero el relato de un vencido que se levanta para intentar compensar su traición personal a un amigo, a riesgo de su propia vida, y lo que es peor, a riesgo de ser arrastrado a la perdición por una "femme fatale", es emocionante desde el principio hasta el fin de la misma. A lo mejor no es tan buena como otras, pero es una de mis preferidas.
La segunda (La Niebla y la doncella), tiene en común con la primera que el protagonista también es arrastrado a la perdición, pues no hay mayor castigo que traicionarse a sí mismo, con el lógico resultado de arrastrar una severa penitencia hasta el fin de sus días.A diferencia de la anterior, es de una factura impecable, con una trama policíaca muy actual y muy bien desarrollada, con un final impactante y lógico.
Silva nos avisa en ambas obras del peligro aterrador que las mujeres pueden suponer para el hombre corriente, conocimiento del que únicamente uno tiene constancia cuando es padre de una chiquilla. Hasta entonces, solo ha conocido el amor de su madre, absoluto, desinteresado e impagable, y empieza poco a poco a percatarse del amor de su pareja, medido, matizado y duro (salvo en mi caso, que soy enormemente afortunado, por si lo leyera quien ella sabe). Solo cuando se tiene una hija uno se da cuenta de la magnitud de las conexiones neuronales de las féminas, tanto en calidad como en cantidad, y de la infinita capacidad que demuestran para alcanzar el lícito propósito que las trajo a nuestro mundo, que no es otro que el de hacer su santa voluntad desde que se levantan hasta que se acuestan, utilizando la totalidad de armas a su alcance.
Ellas son plenamente capaces de colocar en la termomix la dosis justa de presión (chantaje, vamos), temperatura (lo que viene siendo mala leche), y tiempo (esperan lo que sea necesario con una paciencia que deseperaría a Job) para obtener el máximo rendimiento de cocción (nos reblandecen quería decir)
Cuando observo a mi hija comenzar sus tareas de aproximación, bien sea con las bombas lacrimógenas (venir a ver a papá llorando a moco tendido por vaya vd. a saber qué agravio) o con las de racimo (cabreada en ráfags con el mumdo, profesores, su hermano o Mourinho porque no saca a su idolatrado besugo), doy gracias al cielo por tener una edad en la que estoy preparado para activar a tiempo el escudo antimisiles, infalible en estos casos, que llevo en la cartera del pantalón y que se llama según la época del mes, VISA o American Express.
Es verdad que dicho escudo a veces se tambalea, pero siempre puedo hacer más guardias. Es preferible.
 Y me acuerdo de Lorenzo Silva, cuando escribió "El déspota adolescente". Un genio.

jueves, 4 de octubre de 2012

El componente sexual latente (o de la amistad entre hombre y mujer)

Cuando uno escribe un artículo o un libro, es obligatorio o muy recomendable citar las fuentes que le sirven de inspiración o referencia. En este caso, considerando mi avanzada edad y despiste característico, voy a hacerlo ahora mismo, antes de que una neurona patine o sacuda a la contigua, y el autor de la frase se quede sin el justo reconocimiento.
La frase que titula el post está entresacada de una conversación, creo recordar que correctamente hidratada con suaves efluvios enólicos (¿o es deshidratada? nunca me acuerdo) que mantuve con uno de los grandes compañeros que se tienen cuando se es joven y se tiene la enorme fortuna de conocer de primera mano la vida universitaria complutense, y a los que uno jamás olvida aún cuando la vida profesional y personal, la desidia o el azar estipulan una lamentable pérdida de contacto directo y a veces indirecto.
De aquella época en concreto, puedo recordar que hubo unos meses-cursos en los que compartí momentos gloriosos con un grupo de atípicos y heterogéneos personajes, que probablemente solo compartían los deseos de complementar los inevitables rigores académicos con algún otro tipo de experiencias personales, amorosas, amistosas, culturales, deportivas e indefectiblemente lúdicas.
Describir a todos aquellos maravillosos seres me llevaría mucho tiempo, me quedaría muy corto en halagos, y especialmente en algún caso, las lágrimas asomarían fácilmente a mis ojos, y en el actual entorno, me prooduciría una situación embarazosa y que no tendría mucho interés en explicar.
Pero sí puedo decir que de aquella época algunos sobrevivimos de una forma más convencional, con mayores o menores éxitos, pero marcados por un camino de cierta ortodoxia, y otros prosiguieron su existencia de forma más atípica, pensándolo bien, en justa armonía con sus rasgos más característicos.
De entre todos ellos, posiblemente mi amigo P., haya sido el que ha obtenido un mejor reconocimiento profesional, en justa consonancia con sus habilidades intelectuales y esfuerzo, y seguramente injusta con su enorme valía como ser humano. A estas alturas, si hubiera un Ministerio De Las Buenas Personas, él no podría ser Ministro, porque es demasiado buena persona.
Aún así, mi amigo P., ha tenido un pasado, como todo bicho viviente, en el que siempre hay episodios que recordamos con cariño, aunque quizás no es imprescindible que nuestros hijos conozcan todos los detalles ((véase antoniadis9.blogspot.com "Las cosas que no les contaré a mis hijos (Y que si llegasen a averiguar, negaré hasta el fin de mis días))
Dentro de ese pasado, no excesivamente proceloso en lo que yo conozco, recuerdo con mucho cariño una conversación que mantuvimos acerca de la amistad entre hombre y mujer, en el que yo creo recordar (hay que hacerse cargo de las circunstancias), que defendía ¿cándidamente? no solo la posibilidad, sino la conveniencia de la misma.
Ambos estábamos de acuerdo en el fondo de la cuestión: "con las mujeres, lo más cerca posible. Si hay roce fantástico, y si hay cariño aún mejor, y si la cosa va a mas, pues a disfrutarlo" Los dos pensábamos fundamentalmente en la riqueza del pensamiento femenino, su sofisticación, la gran diferencia con nuestra simplicidad, su maldad innata,...es decir, los grandes rasgos de la personalidad de la mujer que tanto nos cautivan a los hombres. Puede que nos rondara algún pensamiento impuro, hasta los hombres más castos los han tenidos, y nosotros no creo que nos incluyéramos en esa categoría.
En lo que diferíamos era en la viabilidad de un concepto de amistad similar a los principios fundamentales de la amistad masculina: Lealtad por encima de apetencias o conveniencias, franqueza y sinceridad absoluta excepto en algunos temas que no abordábamos nunca, apoyo máximo al amigo haga lo que haga, en fin, esas cosas que las mujeres con cierta mezcla de envidia y desprecio reconocen en los hombres y no hallan en sus correligionarias de género.
Esa discusión acabó de forma abrupta y con reconocimiento expreso por mi parte de una abultada derrota dialéctica cuando P. pronunció la siguiente frase, casi textual " La amistad con las mujeres no puede ocurrir porque siempre existe el componente sexual latente"
Claro, tuve que admitir la derrota sin paliativos porque, con excepción hecha de algunos discursos de Marco Tulio Cicerón, ningún orador pudo decir verdad más indiscutible que esa.
Al final, debe ser cosa de las feromonas, de las adeninas o simplemente como dicen ellas, que estamos salidos, pero mi amigo P. tiene más razón que un santo. Siempre acabamos encontrando la manera de considerar algún tipo de atractivo o interés sexual en aquellas mujeres que nos rodean o nos interesan, aún cuando los mecanismos represivos sociales nos alejan de la cabeza la posibilidad de intentar cualquier tipo de acercamiento en ese sentido.
Y claro, siguiendo el argumento, se hace más cuesta arriba extender el concepto masculino de amistad a una portadora xy, cuando has pasado revista exhaustiva a sus ojos, a su pelo o a sus curvas, que a estas alturas, podrías dibujar a ciegas (los que sepan)
Hay sesudos intelectuales (varones) que tienen opiniones aparentemente distintas, como que dice "Entre un hombre y una mujer la amistad es tan sólo una pasarela que conduce al amor", no habla estrictamente de componente sexual latente ni explícito, pero al ser un autor francés, ya se da por descontado.
Más interesante y cercana es la opinión del recientemente fallecido "¿La amistad entre un hombre y una mujer? Sí, la entiendo, mientras no sea yo el amigo" Nos da una clara idea del reconocimiento de la propia impotencia del autor, bien para aplicar a una mujer los principios identitarios de la amistad masculina, bien para limitarla en términos asexuados.
Curiosamente, tanto en las conversaciones informales como en diferentes artículos y paginas de internet, es frecuente encontrar mujeres que no solo aceptan la idea de la amistad masculina, sino que la defienden con total naturalidad, como si no entendiesen la pregunta. En cambio es mucho menos frecuente , considerando la ausencia de rigor estadístico de esta afirmación, que los varones acepten este hecho con tal naturalidad.
Probablemente esta es una de esas discusiones eternas, en las que difícilmente se puede adoptar una posición inamovible o con presunción de veracidad. Sin duda uno de los factores más influyentes a la hora de fijar opiniones es la propia experiencia. Es decir, si yo tengo amigas con las que no se me ocurriría tener una relación más allá de lo que se podría considerar coloquialmente como amistad, en la que ni siquiera se me ha pasado por la cabeza el hecho de que pudieran o pudiesen tener atractivo físico, y de tenerlo, tampoco me ha rondado la idea de apreciarlo más de cerca, entonces la posición es clara y rotunda a favor. Si por el contrario no tienes amigas o las has tenido pero se ha interpuesto la cosa hormonal, te colocarás decidida y frontalmente en contra y abominaras de la mera existencia de la posibilidad y te horrorizarás de que alguien pueda siquiera pensarlo.
Si algún curioso o cotilla pretendiese conocer mi posición al respecto, ya puede esperar sentado cómodamente, puesto que no quiero, no puedo o no deseo hacerlo. Sí que puedo informar de que mis amigas, en el supuesto caso de que se las pueda llamar así y no haya que utilizar algún otro térmicno diferente, que ni lo se ni quiero saberlo, tienen todas un terrible atractivo físico e intelectual, básicamente por si alguna de ellas decide leer estas líneas. Vamos que están todas buenísimas, todas son listísimas y diría que son unos trozos de pan si no fuera porque alguna prefiere ser mala malísima (las chicas buenas van al cielo y las malas a todas partes) Y que, salvo que alguna de ellas se molestase por ello, (anticipadamente pido el perdón más humilde) no se me ha pasado por la cabeza en modo alguno la abominable idea de establecer la más mínima aproximación física salvo las meramente protocolarias.
Quizás la dificultad está en establecer que el término amistad puede ser interpretado de muchas formas. Fiajos que la propia RAE recoge todos estos posibles significados:
"Afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato.
2. f. amancebamiento.
3. f. Merced, favor.
4. f. Afinidad, conexión entre cosas.
5. f. ant. Pacto amistoso entre dos o más personas.
6. f. ant. Deseo o gana de algo.
7. f. pl. Personas con las que se tiene amistad.
hacer las ~es dos o más personas.
1. loc. verb. coloq. p. us. Reconciliarse tras estar reñidas."
Es que si la propia RAE recoge entre los posibles significados de amistad el amancebamiento "Trato sexual habitual entre hombre y mujer no casados entre sí" , la confusión o divergencia de opiniones, no solamente está justificada, sino avalada por un organismo de reconocido prestigio internacional.
Y así, aquellos que piensan que la amistad entre hombre y mujer no existe, han encontrado un soporte científico para justificar su posición. Y cuando un posicionamiento dialéctico se apoya en una base científica, es difícil de rebatir.
Salvo cuando se trata de mujeres, claro está

jueves, 20 de septiembre de 2012

Dos significados contradictorios



Esta puñetera volubilidad ariana con la que Dios, el calendario gregoriano o vaya usted a saber quién, me ha castigado u obsequiado, según los días, las horas o los minutos (a ver si va a ser cierto lo de la alineación de los planetas), consigue que haya días en los que es mejor y probablemente más seguro no rozarme, saludarme o besarme. Yo creo incluso que lo más saludable es olvidarse de que existo.
Es que en pequeñas fracciones de tiempo puedo pasar de la tristeza más profunda a la indignación más volcánica, pasando por un crisol de diferentes tonalidades cromáticas encuadradas entre el negro azabache y el rojo selección. Pero contento, ni un poquito.
Me suele ocurrir cuando creo ser objeto de una situación injusta o injustificada, esté o no en lo cierto, o cuando percibo signos más o menos ciertos de que estoy siendo traicionado por algo o alguien.
Y cuando esto me ocurre, como no siempre tengo a mano la Enciclopedia Zen, pues echo mano de lo que Lorenzo Silva llama las gateras de la vida.
Se supone que las gateras son esas pequeñas escapatorias que nos ofrece la vida, en forma de pequeños hobbies, viajecitos, lugares especiales, amigos idem, conciertos, etc. Su significado es por tanto, similar a los famosos Tom, Dick y Harry, los túneles excavados en la película “La Gran Evasión”, esperemos que con mejor fortuna que sus protagonistas.
Con el fin de mantener el rigor que preside la línea editorial de antoniadis9, me dirijo a las fuentes (diccionario RAE), para ilustraros con el correcto significado de dicho concepto, más allá del componente subjetivo de D. Lorenzo.
Y en efecto, me encuentro con un significado muy acorde con lo comentado que es el siguiente: “Agujero hecho en una pared, en un tejado o en una puerta para que puedan entrar o salir los gatos, o con otros fines” Estos otros fines son a los que yo me refería. Escaparse y olvidarse de las traiciones y decepciones de la vida.
Es cierto que en Ecuador, también se le llama gatera a una honrosa vendedora hortofrutícola, pero no van por ahí los tiros.
Pero, al igual que mi carácter ariano, hay otra puñetera manía que tengo, que es la de intentar saber más de lo que realmente necesito, lo que inmisericordemente me arrastra a escenarios imprevisibles, que suelen confundirme más que aclararme mis…iba a decir dudas, pero yo no suelo dudar, llamémosle opciones, que como dice mi amigo Apa, es mucho más elegante.
Y esta vez no iba a ser una excepción. En vez de quedarme tranquilito con una información tan seria, solvente y sólida como la de la RAE, me da por seguir buscando, y como casi siempre, la he fastidiado completamente.
Es que resulta ahora que según la “afamada página” http://sigificadoyorigen.wordpress.com, fijaos que para empezar no saben ni escribir bien el nombre, pues estar en las gateras significa también “…estar listo para darle inicio a una acción, estar preparado para cuando llegue el momento de empezar, estar alerta para captar la señal que indica el comienzo de algo”
O sea, que se parece a lo de la RAE como un huevo a una castaña. Y mis paranoias y yo, nuevamente a full.
Por si se lo hubiesen inventado los de la paginita de marras, sigo leyendo íntegramente el artículo, y llego a la conclusión que inventarse todo eso que dicen, es complicado. Y cansado. Y además no le importa a nadie, salvo a mí que me confunde.
Por tanto, debe ser cierto. Y explica mi ignorancia, porque parece que es un término que proviene del mundillo de las carreras de caballos, del que yo entiendo aproximadamente lo mismo que de Filología Normanda (Javi Vara dixit)
Según los individuos estos, “para comprender esta frase, o mejor dicho su origen, es preciso conocer el sentido de la palabra gatera. De hecho, muchos lo saben, en particular los amantes del turf, pues se trata de las jaulas o habitáculos que mantienen a los caballos en la línea de partida, para garantizar un comienzo equilibrado. Cuando se acciona un dispositivo que libera la puerta de las gateras, los animales, azuzados por los respectivos jinetes, dan inicio a la carrera”
Leyendo esto, ya no se si lo de las gateras es una escapatoria o un trampolín, lo cual me confunde enormemente. Porque sin duda se trata de términos antónimos (sin coñas)
Así que como ni soy político ni soy mujer, para poder hacer una cosa y la contraria, me toca elegir.
Por un lado, las gateras como vías de escape. Por otro, como catapulta o impulso.
Son las 12:25 de la mañana. Ahora mismo, me inclino por la primera acepción, porque no estoy bien. Estoy triste, y me gustaría quitarme de en medio a través de una gatera ancha (porque si no…) y larga. Lo más seguro es que para la hora de comer lo vea de otra manera. Eso no quita que cuando te hagan una pequeña faena lo consideres como la más alta traición concebible, pero ayuda a llevarlo mejor. Es más elegante.

martes, 11 de septiembre de 2012

Síndrome post-vacacional o la manía de ponerle nombrecitos a todo


(Una miniatura a vuelapluma)

Un síndrome es una situación patológica que viene definida (maldefinida) por la presencia simultánea de diferentes síntomas, que para más cachondeo, no es necesario que se den todos a la vez, sino algunos de ellos.
Algún lector que no sea del gremio hipocrático, podría pensar que esto de los síndromes está un poco pillado por los pelos, lo que me provoca cierto grado de indignación. Un poco pillado, en absoluto. Absolutamente etéreo y subjetivo, por supuesto.
Si algún maledicente antimédico piensa que nos lo inventamos para despistar al paciente, ocultando nuestra absoluta ignorancia sobre lo que le ocurre, pues seguramente está en lo cierto.
No es importante inventarse un síndrome, puesto que el paciente tampoco se merece mucho más. Lo que es una absoluta falta de respeto es contárselo al paciente sin un mínimo de atrezzo, y sin mostrar una absoluta y total convicción en la invención.
El paciente se merece que uno le mienta pocas veces, pero con convicción, parafraseando a Rubén Bevilaqua, sargento ficticio de la benemérita ideado por Lorenzo Silva. Yo desde luego, lo hago impertérrito y con un aplomo incuestionable. Pero siempre le echo un poco de pimienta, adornándome con esquemas absolutamente inventados o al menos manifiestamente exagerados.
Básicamente es lo que han hecho ilustres psicólogos para rellenar con éxito unas paginillas o minutadas en medios de comunicación, en ausencia de mayores desgracias económicas o éxitos deportivos. Se han inventado el Síndrome Postvacacional.
Porqué digo que se lo han inventado. Fundamentalmente porque no hay nada tan claro o definido como el conjunto de síntomas que se presentan cuando uno vuelve de vacaciones. Y además se presentan todos simultáneamente. Por tanto en mi opinión, esto del Sd. Postvacacional, no existe, y en cambio deberíamos pasar a considerarlo como una clara, definida y grave enfermedad, la Enf. Postvacacional.
Ya se que en general esto no le dice mucho al profano, pero no hay color, se mire por donde se mire. Una enfermedad supone inmediatamente una elevación en la categoría de la desgracia que uno sufre. Cualquier individuo puede presentar un síndrome, pero una enfermedad…eso es otra cosa.
Cuales son los síntomas más relevantes de la E.P.V.:
1. Mala leche diurna y nocturna, sin razón aparente (90%)
2. Somnolencia a todas horas del día (80%)
3. Cuadros catarrales por falta de resignación climática (40%
4. Aumento del consumo de bebidas estimulantes (café, té, Red Bull) (40%
5. Voluntad de desplazamiento conyugal (Mandar al contrario/a a tomar vientos) 100%
6. Incremento de visitas a rumbo.es para preparar una escapada que luego nunca se produce (30%)

Y el tratamiento. Ahí tenemos malas noticias. No está indicado el tratamiento quirúrgico, porque no sabemos de qué operar. La dieta no funciona para estos asuntos, y las pastillas, tres cuartas de lo mismo, a excepción del omeprazol, que al menos te calma el ardor de estómago. Si , no tendrá nada que ver, pero como el ardor de estómago eleva la mala leche, pues algo hace.
La buena noticia es que tiene un curso autolimitado, de unos 11 meses de duración. Con altibajos, más bajos que altos. Un valle alrededor de navidad y semana santa, y el resto, bien jodidos.
Si luego lo analizas con cierta objetividad, la verdad es que no es para tanto. Total, yo no he hecho gran cosa en vacaciones. Me dicen que me ha debido picar la mosca tse-tse, porque he pasado de dormir 5 horas a dormir 15, siesta de 3 horas incluida. Pero no he hecho nada diferente. Quizás los desayunos de buffet, el café en la playita repasando grandes obras de todos los tiempos (Tiempo de marca, tiempo de as,…) Forzando un poco, las 2 horitas en remojo matutinas mas chapuzón piscinal. Las tardecitas playeras y sus puestas de sol, sus excursiones, los juegos con los niños. Como veis, tampoco es para tanto. Ah, los copazos nocturnos en la terraza con música y un libraco de 2.000 páginas de Raymond Chandler. No se, probablemente no sea para tanto. Pero tengo el síntoma nº1 a todas horas, y con el omeprazol no se me acaba de pasar. Y me quedan once meses

jueves, 23 de agosto de 2012

A pie de cama




Aunque los amigos y lectores son conocedores de la casta tradición de la línea editorial de antoniadis9, me veo en la obligación de advertir a los nuevos curiosos atraídos por su perversa imaginación, que en esta entrada van a encontrar una total y absoluta carencia de elementos eroticoides, por lo que deberían encaminar sus pasos hacia páginas más especializadas como por ejemplo….os buscais la vida.com
Decía Freud que el inconsciente es la fuente de nuestras motivaciones, ya sean simples deseos de comida o sexo, compulsiones neuróticas o los motivos de un artista o científico. Con el respeto que uno debe a los mayores, especialmente si están fosilizados, no voy a negarle a D. Sigmund que el autor tenga motivaciones inconscientes en escribir esta entrada. Lo que costaría trabajo es clasificar dichas hipotéticas motivaciones dentro de los ejemplos anteriormente expuestos.
No tengo en estos momentos especial apetito, ni tampoco del otro (del otro no tengo apetito, tengo gula). Compulsión neurótica puede que sí, pero hoy es martes, no toca. Artista puedo serlo en el sentido coloquial cuando nos referimos a alguien que utiliza diferentes circunloquios o estrategias para obtener lo que desea, pero como muchos sabéis, es harto improbable que mis adeninas, citosinas y guaninas se hayan combinado para orientar mi desarrollo personal (mucho menos profesional) hacia los ámbitos musical, teatral y mucho menos pictórico. (ver próximo blog dedicado a D. Julián Egido, mi profesor de plástica de 7º y 8º de EGB y 1º de BUP. Lo escribiré cuando mi estado de tensión e indignación sea lo suficientemente elevado para no quitarle méritos a semejante hijo de puta )
En cuanto a las motivaciones científicas, pues no se puede descartar del todo, al fin y al cabo, algunas probetas he roto, algunos bunsen he encendido y muchos cubreobjetos han sido contundentemente destruidos por el objetivo de inmersión de mi añorado microscopio escolar marca ACME perdón, quería decir ENOSA.
Sean cuales fueren las motivaciones inconscientes, mi deseo al dejar estas notas no es otro que hablar de la curiosa mezcla de sentimientos y vivencias que un acontecimiento pequeño o cotidiano puede proporcionarnos, y cómo este hecho puede influir en el resto de nuestras vidas.
Anoche, mientras permanecía de pie junto a aquella cama, aquella persona y aquella madre, y veía como avanzaban furiosas las manecillas del minutero, sin poder hacer otra cosa que encomendarme a lo sabido y vivido, no podía evitar que me asaltaran unas reflexiones personales que seguramente me ayudarán en las pocas horas, días, semanas, meses o años que a uno le quede por este camino terrenal . Allí, al pie de esa cama, recordé que eso era exactamente lo que había querido hacer durante toda mi vida. Que eran esos momentos por los que había mantenido peleas desiguales y había salido victorioso. Que yo siempre había querido estar ahí, junto a aquellas y otras personas, compartiendo sus miedos y celebrando las mínimas esperanzas que esporádicamente se nos presentaban.
Hay algo mágico y terrible en esto que hacemos. Podemos ayudar y solemos hacerlo. Podemos ayudar mucho y a veces lo conseguimos. Podemos dañar mucho y a veces ocurre. Pero las más de las veces, nos conformamos con el Primus non nocere “lo primero es no hacer daño” , que en sí mismo es un principio casi inalcanzable.
Es curioso pensar que a veces uno se prepara toda su existencia para llevar a cabo una misión, y resulta que por la acción de los hados, los dioses, los hombres o el condesador de fluzo, al final acabamos en donde esperábamos, en las antípodas de los que esperábamos, o en nada de lo anterior.
Siempre que escuchas a un gran deportista, artista o literato comentando como fueron sus comienzos en la disciplina que les hizo grandes, llegas invariablemente a una conclusión: Que hubo un momento, o una época o una situación que precipitó la alineación de los planetas (que por cierto, cada día nos añaden o nos quitan, jodiendo a los padres pre LOGSE), concluyendo en la rápida progresión exitosa de la carrera profesional del brillante triunfador. Y encima te das cuenta de que quizás hubo un momento que pudo haberte pasado a tí.
Yo no recuerdo ninguna situación que personalmente me parezca tan decisiva como para haber cambiado los acontecimientos de mi vida llevándome a un irremediable estrellato. Dudo que las obras teatrales de los PP Capuchinos me hubiesen permitido acceder a Broadway. Sospecho que mis habilidades futbolísticas estaban pelín limitadas por este cuerpazo atlético que me adorna, y en cuando a la música y la pintura, dudas ninguna.
Sí que es cierto que algo pasó y condicionó mi vida futura, pero también algo habia pasado antes, por lo que no tengo claro el grado de influencia. Lo que es cierto es que ese algo ha permitido volver a la senda que había previsto hace unas cuantas décadas. Vete tú a saber si esa senda es aquella en la que mis capacidades son más aprovechadas o podría ganar más dinero o prestigio haciendo otra cosa.
Lo que es incuestionable es que lo que hago actualmente me hace feliz. No permanentemente feliz. Tengo días en los que envolvería el fonendo, el otoscopio y el pulsioximetro chino en la bata, lo metería en el maletín del ecógrafo y lo enviará a portes debidos a lista de correo del Dr. Smith en Auckland, Nueva Zelanda. Quizá exagero, el ecógrafo me lo quedo que me costó una pasta.
Como decía un conocido periodista deportivo, a veces me considero un bluff.
Pero hay noches, como la del otro día, en la que no concibo que algún profesional, en algún sitio, en algún momento, pueda ser más feliz que yo. Quizá tanto como yo, pero no más.
 

martes, 7 de agosto de 2012

Las cosas que no les contaré a mis hijos



(Y que si llegasen a averiguar, negaré hasta el fin de mis días)
He descubierto que hay cosas en mi vida que prefiero que mis hijos no sepan. Rectifico. No lo prefiero. Me jodería enormemente que pudiesen llegar a conocer.
Y he descubierto que siempre hay un cabrón que las larga.
Si alguno de los lectores espera que vaya ahora a describir con detalle oscuros episodios de mi azarosa vida pasada, simplemente va de cráneo. No pienso soltar prenda. Por eso, porque siempre hay un cabrón que las larga, uno de los cuales podrías ser tú, amigo lector.
Decía mi admirado Aznar (coño, empezamos bien, ya he picado) que España es un país de indiscretos y por lo tanto, él debía ser discreto. Eso me pasa a mí. La gente que me rodea, magníficas personas todos ellos, presentar una gama de virtudes extraordinaria, humanas e intelectuales, físicas y químicas, etéreas y operativas. Excelente sentido del humor (la práctica totalidad), excelentes cualidades artísticas, si es que consideramos el arte en un sentido muy muy muy amplio, enorme capacidad para el diálogo y la dialéctica (alguno se excede) tremendos lectores todos ellos (menos quienes ellos ya saben)
No puedo ser más afortunado en ese aspecto. Son todos estupendos. Y medalla de oro olímpica en largar más de la cuenta.
Como he comentado en algún otro escrito, esto de escribir un blog me sirve extraordinariamente para relajarme de las tensiones diarias, para establecer conversaciones al respecto con las personas que lo leen (¡¡las hay!!)  y para engordar un ego, cuya obesidad es mórbida desde el nacimiento (he vuelto a picar) Hoy , la motivación no es metafísica ni intelectual, hoy escribo movido por el más antiguo de los sentimientos del ser humano: la venganza.
Resulta que un extraordinario malaje, que se hace llamar amigo mío, y que en adelante llamaremos “Don Enrico” decidió compartir con mis retoños uno de los episodios más vergonzosos de mi vida profesional, que supuso un fracaso extraordinario y que tendré que arrastrar hasta el fin de mis días.
El episodio ni es secreto ni podría serlo, pues estuvo en comidilla de los ambientes serranos durante unas cuantas semanas, y aún hay malintencionados que aprovechan cualquier importante acto social (las fiestas, cenas conmemorativas, entierros,…) para recordar ese momento en aras de un supuesto estrechamiento de lazos fundamentado en compartir experiencias pasadas.
Yo lo que querría compartir con el maledicente, no le mencionaré aquí por pudor, pero sí puedo manifestar que los lazos que me gustaría estrechar se colocarían en su cara anterior en el cartílago cricoides y en su cara posterior en la apófisis odontoides del axis. Y luego a apretar. Si alguien piensa que no es muy hipocrático, pues va a tener razón.
No es de justicia que a uno le afeen un mínimo fallo en una suerte que ha demostrado dominar durante muchos años en diferentes y no siempre cómodas circunstancias. En lugar de recordar el terrible error, se podría conmemorizar los enésimos aciertos. Pero eso no vende. Vivimos de la explotación de la desgracia ajena, en los telediarios, en los sálvame horarios (o diarios o semanales, que ya me pierdo) No hay espacio mediático para el acierto o la alegría, solo para la pena y el dolor.
No estoy diciendo que esto que os cuento me ocurra solo a mí, soy consciente, pero no por eso hace que sea menos injusto. Y se sufre con estas cosas.
Además, que hay de lo tuyo, Don Enrico? Empiezo a meterme contigo. Porque no podría parar. No hay blog ni bytes suficientes para describir los oscuros episodios que salpican tu vida como los tropezones del gazpacho. Y yo aquí, calladito y aguantando.
Porque podría relatar esos inmorales episodios que inundaron tus 19 y mis 17, con cuestionables visitas culturales fronterizas (seré idiota, he vuelto a picar, yo también iba. Y conducía)
Y tus gustos en cuestión del sexo opuesto, dan para una Wikipedia completa. Hay que joderse, no dabas una. Seguro que me contraatacas con…ufff ya iba a picar otra vez.
En fin, no quiero ensañarme contigo, a pesar de la innoble jugada que me hiciste el otro día revelando a mis hijos uno de los secretos mejor guardados durante un palet de años.
Somos amigos, eso no va a cambiar, pero tengo que manifestarte que el momento elegido para tamaña revelación no puedo ser más inoportuno. Los niños están en una edad muy mala para recibir informaciones que puedan desmitificar la figura idolatrada del padre. Máxime cuando estoy nuevamente decidido a proseguir mi exitosa trayectoria con un epílogo similar al del canto del cisne, tras un ímprobo esfuerzo de preparación física rigurosa.
Para demostrarte que lo he superado, que mi madurez personal ha ido desarrollándose de tal forma que soy capaz de asumir y de convivir con los hechos más humillantes de mi existencia, simplemente lo expongo al albur de millones de personas en todo el mundo, potenciales lectores de este humilde blog: Yo fallé un penalti ante Lozoyuela, a pesar de que estaba plenamente convencido de que era gol. Y lo mandé a las nubes, en una órbita similar al de Sergio Ramos.
Y convivo con este terrible hecho durante los últimos veintipico años. Y he sobrevivido.
Pero pa que coño se lo cuentas a los niños

martes, 31 de julio de 2012

Una erosión en el alma

Hubo un tiempo en el que viví, y que ahora he olvidado casi por completo, en el que pude permitirme el lujo oriental de contratar una profesora de inglés de la que guardo un magnífico recuerdo a pesar de los resultados académicos son cuando menos, cuestionables; Yo al menos, me los cuestiono, y mis interlocutores angloparlantes, deben pensar que no solo son cuestionables, sino probablemente demandables.
En sus ímprobos esfuerzos por introducir en mi encéfalo idiomático-senil algún verbo de cierta utilidad práctica, probó a explicarme la diferencia entre el verbo "to arguee" y el verbo "to discuss"
En mi carabanchelera lógica (siempre de la zona más noble, pegado al Parque de la Arganzuela, que aún hay clases), eso de to arguee suena a "argumentar", y eso toda persona que no se dedique a circular por el lado contrario de la calzada, lo entiende como un intercambio sosegado y civilizado de opiniones.
Fíjate tú que estos catetos de "Guayomini" van y dicen que no. Que "to arguee" es lo que nosotros entendemos con el término verbal "to cabrearse" en el diccionario español-raro raro-español.Usease que para describir en inglish un cabreo en toda regla, con proyección de partículas voluminosas p.ej., en realidad debemos utilizar el término de juegos florales "to arguee"
Una buena pelea tiene evidentes efectos positivos, como son la descarga de adrenalina, la estimulación de los músculos periorbitarios, la tensión de las cuerdas vocales, la evocación mental de todos los recuerdos (por supuesto negativos), y una estupenda puesta al día de conocimientos aritméticos (las plantadas que me hicieste en 1979 menos el novio que te robé en la facultad, se anulan. Pero como luego me hiciste un regalo de mierda en mi cumpleaños, pues te debo dos putadas del 15. Vale, pues si no tenías pasta para más, te sigo debiendo un faenón de primer nivel y te robo dos jerseys)
Puede aportar maravillosos finales felices (pero cómo vamos a discutir tú y yo de dinero con lo grandes amigos que somos, pero ya me puedes dar la tela que la necesito para los libros de los niños), que siempre se ven corroborados o matizados por la expresión de tu interlocutor.
Lo que me parece que bordea el surrealismo es cabrearse por internet, puesto que no te aporta ninguna de las ventajas anteriormente descritas. No le vas a berrear al teclado, lo máximo aporrearlo. Tampoco se estimulan los músculos faciales, porque si no te los va a ver nadie, para que. Es verdad que hay gente que escribe lo que no se atreve a decir en la cara. O como decía Chesterton escribe para dejar claro que tiene razón ("Ningún hombre debería escribir a no ser que estuviese convencido de que él está en posesión de la verdad y otro hombre está en el error")
Quizá sea esto último lo que ocurre en las discusiones por internet. Que podemos dejar claro que tenemos razón de una forma sencilla, barata, ahorrándonos letras, acentos y todos los signos de puntuación. Quiza sea éste su éxito.
Lo que no te evita internet es la mezcla de impotencia , desolación, frustración y error que se produce cuando discutes con alguien que te importa de verdad. Porque el resultado de la discusión siempre es una derrota.
Decía un profesor mío que solo hay dos tipos de enfermedades: las funcionales y las orgánicas. Cuando discuto con una persona a la que aprecio de corazón, siempre percibo ambas: La inconsolable tristeza que me envuelve (que debe ser funcional) , y ese dolor lacerante y profundo que percibo en cada centímetro de mi cuerpo, y que estoy seguro que es una enfermedad orgánica: Es una erosión en el alma.
Y con ambas debo vivir. Y no es fácil curarlas. De hecho, no se curan. Siempre dejan secuelas

jueves, 19 de julio de 2012

Un soneto me manda hacer Violante


Es curioso como a uno se le queda grabado a fuego determinados sucesos, acontecimientos, canciones o poemas que, vistos desde una perspectiva objetiva, no se pueden considerar trascendentales ni para el curso de la humanidad ni para el curso escolar o profesional. Simplemente se nos han quedado adheridos como los bichejos estivales al parabrisas de nuestro encéfalo.
Seguro que todos tenemos nuestros ejemplos: la canción del Un, Dos, Tres, el anuncio de Marlboro, los libros de Los Cinco,…ninguno de ellos pasará a la historia de las artes escénicas o conseguirá un Nobel de literatura. Pero por algún mecanismo subliminal, nos acompañarán asociados a determinadas vivencias puntuales: Abrir un refresco, sentarnos en una terraza, aproximarnos a un niño.
En mi caso estos ejemplos son abundantes y en algún caso sorprendentes, pero si los detallo estaría recibiendo comentarios inmisericordemente jocosos de mis mal llamados amigos, que en realidad son un hatajo de porteras harpías (con mis disculpas para el honrado gremio de los trabajadores de fincas urbanas)
Uno de los menos inconfesables es un soneto que escribió D. Félix Lope de Vega y Carpio, y que formaba parte del añorado (ahora) Libro de texto de Anaya de lengua española, creo que de 2º BUP, lo que viene a ser…no se, algún curso con acrónimos.
Es el famoso soneto de Violante:

Un soneto me manda hacer Violante,
en mi vida me he visto en tal aprieto;
catorce versos dicen que es soneto:
burla burlando van los tres delante…

Desde luego, una obra maestra de la lírica, fijo que no es. Un maravilloso poema de amor, pues como no sea al ego de Violante, tampoco. Un paradigma del ecologismo, no parece. En fin, desde luego hay escritos bastante más profundos que éste, y mucho más hermosos.
Pero esa primera estrofa me ha acompañado desde jovencito. No se porqué. Es un soneto por encargo, de hecho. Es decir, muy probablemente lo escribió para comer (en aquella época no había Euribor), pero ha conseguido que 448 años después (como el chiste, mis 48 y unos 400) Violante y su soneto sirvan de excusa para escribir unos parrafillos.
Como os decía, el soneto tenía finalidad meramente alimenticia, pero quizá a Lope le pase como a mí, que al escribir algunas líneas  “por encargo”, detectes que se apodera de ti una sensación de paz interior, de cumplimiento de objetivos, de relajación y sosiego que pudieran ser confundidas con otro tipo de deleites más corporales. No es el caso, en absoluto, como decía Sabina, “no soy dado a tales excesos, así que escribí”
Toda esta parrafada anterior, en realidad surge ayer al comentar en el trabajo (al abrigo de un nespresso y un heladito, todo hay que decirlo), la curiosidad y la dificultad que entraña escribir un haiku, esos poemillas japoneses de tres líneas, que datan del siglo VIII, pero que merced a vaya vd. a saber, se están haciendo muy populares.
Me parece realmente complejo escribirlo, y la métrica es un poco limitada. Pero el animal (jubilado) competitivo que llevo dentro, me ha hecho platearme no solo escribir un haiku, sino acompañarlo con esa parte de mi infancia que desearía no haber olvidado, y que pretendo evocar con un soneto.
Eso quiere decir que paro aquí mismo el escrito, y considerando mi gran capacidad imaginativa y para la rima, cabe la posibilidad de que os lo muestre para San Antonio (de 2013 , obviamente)

miércoles, 27 de junio de 2012

Bajo la linea de flotacion


Recuerdo cuando me lo pidio. El tipico amiguete gracioso que pasa a equipararte con Don Felix Lope de Vega y Carpio, simplemente por dos razones; La primera es que sus capacidades literarias le dan justito para distinguir a Spiderman de La Masa. La segunda es que le proporciona un motivo para reforzar la trasnochada estrategia de ligoteo que viene utilizando desde el Instituto, y que hasta la fecha le ha proporcionado similares resultados a los de entonces. Es decir, uno o ninguno. Exito, quiero decir.
En cualquier caso, la situacion es terriblemente incomoda, porque el publico no esta muy versado, y por tanto los elogios son de dudosa validez. Y cuando recibes una critica, digamos que esta no suele  proporcionarte un solido punto de apoyo para obtener el Premio Nadal.
Si a esto le anadimos que yo no me encontraba en mi mejor momento, tras haber confirmado mi enesimo fracaso en la relacion de pareja, muy probablemente por culpa mia, poca gracia me hizo el fervoroso animo con el que mi patoso amigo me animo a mostrar mis ultimos escritos a la concurrencia.
A ella no la conocia. No la encuadraba en el grupusculo habitual de chavalitas encantadoras que habiamos llegado a tratar amistosamente, en parte por imposibilidad alternativa (la poblacion de derecho del pueblecito serrano donde nos moviamos no alcanzaba los 450 habitantes) y en parte porque mi amigo sostenia que su inicial reticencia a las costumbres libertinas era unicamente una pose que iria decayendo con la proximidad de la vuelta al cole, para pasar al mas rotundo y salvaje desenfreno. Desde luego hay que reconocer que la tesis distaba mucho de ser confirmada por la rotundidad de la logica presocratica, y mucho mas probablemente se tratase de una soberana memez. Quiza si hubiese recurrido a los biorritmos o a los ritmos circadianos hubiese sido mas dificil de combatir. Pero como todos sabemos, el exito en el ligoteo puntual se basa en una compleja combinacion de factores astrologicos, endocrinos, climatologicos y medioambientales, que siguiendo el espiritu de sintesis latino podriamos resumir en algo asi como “pues si te ha tocado, eso que te llevas”
Como decia, no sabia quien era y he de decir que en el primer momento tampoco es que me hiciese perder la cabeza. Para algunos hubiese pasado desapercibida incluso. La tipica buena chica que nos acompa;a en momentos complejos y siempre se presta a echar una mano. Pero, aunque no inicialmente, no paso mucho tiempo antes de que detectara una carga magn'etica o lum'inica o electrica que la acompa;aba al aproximarse a mi presencia. Sea lo que fuese, electron, proton o foton, en mi entorno orbital conseguia realizar algun tipo de cambio, sea de naturaleza fisica quimica o feromonal (no es culpa mia, es de Freud) que conseguia pasar a un estado de sosiego interior, que solo podria comparar al que se alcanza en ...bueno, esos momentos especiales: la lectura de un buen libro, un gin tonic bien servido, un atardecer bien acompa;ado...si y esos otros tambien, vale.
Tengo tan idealizadas a las mujeres que doy por hecho que ellas perciben esas cosas. Incluso pueden medirlas: Hoy voy un poquito justa de eso que tengo especial, tengo que cambiar de colonia. Hoy voy a arrasar, estoy con los niveles de eso a tope. Ella dice que no, que es muy normal, incluso vulgar si la aprietas. Yo me veo en la obligacion de recordarle que existen procedimientos quirurgicos muy contrastados para la miopia magna, que es lo que debe tener para no darse cuenta del impacto que causa en los desvalidos XY o un grado de modestia tan acusado que raya en lo patol'ogico. Decia Lorenzo Silva que existe un grado excepcional de soberbia que es la modestia espa;ola, consistente en degradarse continuamente. No creo que llegue a esos limites, pero desde luego, a mi me mata que no sepa valorar la profundidad de los cambios que provoca en los hombres incluso en los hombres cabales, como dice Don Manuel.
Me averguenza reconocer que no soy capaz de describirla fisicamente. Cada dia que pasa me parece mas bella, y doy por hecho que es mi extraordinario grado de subjetividad el que me aturde. Pero quizas sea simplemente cierto. Quizas a cada momento se le une un foton o un electron y se coloca donde debe, y eso sea lo que ocurre. No estoy seguro.

De lo que estoy completamente seguro es de que ha mandado tres morterazos a la linea de flotacion y ha conseguido que el anta;o orgulloso galeon imperial dedique una buena parte de su travesia a reparar las vias de agua que los continuos movimientos asimetricos de la criatura estan provocando. Ha conseguido desestabilizar al capitan y timonel, y ahora mismo, podriamos decir que  la nao mantiene el rumbo, aunque la ruta elegida no parece ser muy recta
Y eso lo ha conseguido seguramente sin proponerselo, sin interesarle, sin importarle. Y desde luego con ausencia de malicia. Y con una absoluta economia de esfuerzos. No ha movido un dedo y ha provocado el efecto pariposa mas devastador que podr'ia imaginar.
Tengo muy claro como va a terminar esto: Yo sufrire y ella no. Pero a diferencia de Maquiavelo, no me interesa el fin sino el proceso. El proceso esta siendo duro pero enriquecedor. Frio y salvaje en ocasiones. C'alido y afectuoso en las menos. Lo que no esta resultando es indiferente. De eso no hay. De eso no va a haber. Con ella, imposible

jueves, 21 de junio de 2012

Los mejores momentos del día

Ni siquiera sé cómo ha podido ocurrir. Decir que no lo busqué es innecesario. Todos sabéis que no lo hice,. No va con mi carácter, con mi posición, con mi educación. De hecho, no se me ocurre mayor violación de mis posiciones, de mis principios, de mi objetivos e incluso de mis anhelos.
Y yo estaba tranquila. No lo busqué. No lo favorecí, no lo consentí. O al menos eso creo.
Pero sucedió. Y no lo he lamentado ni un segundo. De hecho, no concibo el resto de mi vida sin evocar esos momentos. Esa es la fuerza que me permitirá seguir sin que nadie sepa nunca cómo abandoné todo lo que era.
La lejanía del momento me permite verlo todo más claro, más nítido y más objetivo. Como corresponde. Como se suponía que debía ser. Como nunca más podrá. Yo diría que se alinearon los planetas o sus estelas, o sus estrellas.
Yo estaba en lo de todos los días: los listados, los correos, mi agenda y la de los niños. Las citas con el dentista y las reuniones con el ministro. Y él estaba en lo de todos los días: los cascos, la mochila y el libro del día. Creo que ese día tocaba Nietzsche. En su descargo, su obra más conocida, Zaratrusta. Igual lo leía por gusto, igual por necesidades académicas. Lo cierto es que me fijé en la portada, y mi expresión facial debió ser tan aparatosa que miró por encima de sus lentes John Lennon y dijo: "Sí, un auténtico ladrillo. Pero diferente"
En efecto. Eso mismo pensé yo. Diferente. Este joven es diferente de los de su edad. Es diferente de mis hijos, de los amigos de mis hijos, de otros chicos. No por el físico, que también. Quizá no era el típico chico "mono" No me pareció tampoco que estuviese especialmente musculado. Ni sus ojos...Bueno, ahí me engaño. Sus ojos eran ...translúcidos, no, no es esa la palabra. Pero transparentes tampoco. Felinos. Sí pero no. No era un leopardo esperando a una débil gacelilla. De ser algo, sería la débil gacelilla, pero desde luego, no se dejaría comer.
Está bien, en dos palabras no sale. Pero su mirada te marcaba LA línea, la que debería seguirse si querías estar a su lado, suponiendo que te dejase.
Yo supe en ese mismo instante que quería estar a su lado. Pero lo de la línea era excesivo. Yo era la profesional de éxito, la que lo tenía todo. La que se arriesgaba. La línea la debo marcar yo.
Pero él no cedió ni un ápice. Seguramente apreciaba en mí mis mejores cualidades, las que saltaban a la vista y alguna de las ocultas, pero eso no era suficiente. LA línea o nada. Y además, quién te ha invitado. Tienes clase, eres inteligente, seguramente de éxito, pero yo no te he invitado. Has venido porque has querido. Y no te acerques mucho, porque no es lo que yo deseo.
Nuevamente mi expresión me delató. El me dijo " Puedes dejarme salir? Voy a cambiarme de asiento" Se movió hacia la ventana. Creo que podía observarme desde el reflejo de la misma. Pero no creo que lo hiciera.
Hubiera dejado mi portátil, mi libro, mi agenda y cualquier otra cosa que me hubiera lastrado en la única razón de mi existencia a partir de aquel momento: Seguir LA línea, tan próxima o alejada como él me hubiese tolerado. Pero él no apartó la vista de la ventana.

miércoles, 20 de junio de 2012

El Pobrecito Hablador

No recuerdo exactamente el mes, la estación y ni siquiera el año, cuando oí hablar por primera vez de Mariano José de Larra. Y tampoco estoy seguro si fue el hecho de que se pegara un tiro a los 27 años, o porque lo hizo por amor. (Mi amiga dice que a los 25 ya ha coleccionado una multitud de experiencias vitales. Supongo que Larra estaría de acuerdo)
En cualquier caso, alguna o ninguna de estas razones contribuyeron al hecho absolutamente novedoso de que decidí comprar un libro que reunía una buena parte de sus mejores artículos periodísticos satíricos, entre ellos el conocido "Vuelva usted mañana", que siempre regresa a mi pensamiento cuando  tengo que lidiar con la administración.
No voy a decir que Larra fuese el mayor genio literario de la historia, pero ha dejado un curioso pack de frases geniales que, vistas en retrospectiva y manteniendo el espíritu irónico y mordaz de Fígaro (su más conocido seudónimo), cabría calificar como absolutamente premonitorias:

  •        Las teorías, las doctrinas, los sistemas se explican; los sentimientos se sienten
Yo creo que ésta sin duda es aplicable a nuestra Selección Española de Fútbol, y más concretamente a los casi 50 millones de seleccionadores españoles. 
Nos hacen un planteamiento teórico que ha sido elevado a categoría de doctrina por el mundo del fútbol en su conjunto, nos hacen ganar Euro 08 y Mundial 10, y nosotros a protestar por el "9" y no se que parada de Casillas. Solo los sentimientos pueden explicar semejante pérdida de confianza en la doctrina y el sistema de Don Vicente, ese "señor de bigote que parece que está durmiendo" , según palabras de Petros Markaris

  • Muchas cosas me admiran en este mundo: esto prueba que mi alma debe pertenecer a la clase vulgar, al justo medio de las almas; sólo a las muy superiores, o a las muy estúpidas, les es dado no admirarse de nada
Esta frase solo puede entenderse en el actual contexto socioeconómico, que fuie negado sistemáticamente por Zapatero (y otros muchos), y como se puede observar, Larra fue capaz de predecir.
Porque sin duda solo las almas muy superiores (los economistas) o las muy estúpidas (los políticos?) pueden no admirarse de lo que nos está pasando. 
Me admira lo de Bankia, Bancaja, CAM. Me admira el pastón que se han llevado los mismos que las han hundido, y me admira que no los hundamos a todos y cada uno de ellos en el Lago de la Casa de Campo.
Por tanto, y según Larra, me ubico en el justo medio de las almas, o sea que la mía debe pertenecer a la clase vulgar. Parafraseando a Huxley, quiero ser un delta , porque para ser un alfa hay que pensar mucho. O sea que me quedo como un vulgar delta

  • Las circunstancias... palabras vacías de sentido con que trata el hombre de descargar en seres ideales la responsabilidad de sus desatinos.
(Véase párrafo anterior)

  • En punto a amores tengo otra superstición: imagino que la mayor desgracia que a un hombre le puede suceder es que una mujer le diga que le quiere.
Esta es sin duda la más controvertida y la más premonitoria a la vez. Digo que es controvertida, porque yo, sin ir más lejos, no estoy de acuerdo en absoluto. El que una mujer te diga que te quiere , no lo considero una desgracia, puede estar hasta bien. El problema es que sea cierto. Eso sí que es una maldición. 
Antes de que las XX me saquen los ojos, me apresuro a matizar mis palabras. Lo considero una maldición porque parto de la premisa de que un hombre nunca estará a la altura de las expectativas que una mujer ha puesto sobre él. A veces porque son excesivas , y de ahí el elevado número de divorcios, y otras porque el hombre no se apaña.
Hay que estar muy atento para no caer constantemente  en las pequeñas celadas diarias que nos plantean ellas. Y aún así, siempre te pillan en algo. Por acción o por omisión. 
Pasa como cuando juegas contra la Selección: lo mejor es rendirse directamente o elegir muy bien las batallas que quieres pelear (y que luego vas a perder)
Son muchas, son mucho más listas, y son mucho más malas de lo que ellas mismas reconocen. Que ya es mucho