sábado, 31 de mayo de 2014

Reflexiones A Vuela Pluma

Dicen que el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Nunca había prestado excesiva atención a tan simple y conocido refrán o dicho o simplemente metáfora. Incluso podría confesar que siempre me ha parecido una chorrada. Probablemente porque he tropezado en la misma piedra una y otra vez, y no me considero un torpe cuadrúpedo. Si acaso un ingenuo.
En realidad, estos refranes o contundentes expresiones, en mi opinión no son más que una patética forma de extender en la sociedad lo que no es más que un simple punto de vista.
Y esto me lleva a pensar cuan sencillo es hacer este tipo de cosas en esta época. Puedes idear una frase contundente y sonora, y fabricar un eslogan que triunfe en las redes sociales, independientemente de que carezca de sentido, o de que sea abstracto, genérico, vacío o superficial
Me atrevo a proponer la idea de que en realidad la diferencia entre las fábulas y los tweets contundentes, es escasa o mínima. Así, a vuela pluma, que Esopo o Samaniego disponían de más de 140 caracteres. Pero en la intención de twiteros profesionales y fabulistas clásicos, está presente el espíritu moralizador. Sea de un pensamiento, un posicionamiento social o político o de una tendencia de estilo.
No hay ninguna duda que la opinión pública es el motor de nuestra sociedad, a pesar de lo que pudiera parecer. Las decisiones, las estrategias, las alianzas de aquellos que nos gobiernan están basadas en las encuestas, que se supone representan nuestro punto de vista, nuestra percepción de las cosas que hacen o dejan de hacer. Siendo así, considero un serio problema para nuestros gobernantes y para nosotros mismos, el hecho de que cualquier persona pueda transmitir cualquier idea o pensamiento, y éste pueda ser amplificado de forma viral e incontrolada. Es decir, si nuestros gobernantes actúan a merced de la opinión pública, lo que en mi opinión es evidente, y existe una herramienta sencilla, barata e incontrolada de crear opinión pública, ya pueden prepararse para tomar decisiones que probablemente les suponga un problema político, ético e incluso moral.
Por otro lado, tenemos la absoluta obligatoriedad de conservar la libertad de expresión como uno de los derechos más irrenunciables del ser humano. Me considero terriblemente beligerante a favor de su conservación en los términos actuales y probablemente su ampliación en casos concretos. Y este derecho, puede llegar a colisionar seriamente con la capacidad regulatoria o control del mismo.
Considerando que no podemos aspirar a elegir la mejor de las formas de gobierno posibles, lo que Sócrates llamaba el "gobierno de los mejores", por su imposibilidad de llevarlo a la práctica, y que debemos de lidiar con las imperfecciones del mejor de los modelos de gobiernos realizables, la democracia, mucho me temo que tendremos que acostumbrarnos a furibundos procesos de transformación en nuestra opinión pública y por tanto en nuestra gobernabilidad.
Teorizo que a nuestra Sociedad actual no vamos a poder reconocerla en un plazo de tiempo muy breve. La extraordinaria difusión en nuestras vidas de los medios virales de relación va a cambiarlo todo y va a remover los más firmes cimientos de nuestra sociedad. Y quiénes manejen esos medios, harán lo propio con nuestra sociedad.
¿Qué diferencia hay con respecto a épocas anteriores? Pues sin duda la velocidad. Y la capacidad de extensión del mensaje. Pensemos que el periódico tarda en salir 1 día, y que los programas de TV no son continúos, la mayoría de ellos. En cambio hoy en día, twitter es inmediato y tiene máxima difusión.
La presencia de estos nuevos medios de relación, podría inicialmente ahondar la brecha intergeneracional, debido a los diferentes niveles de acceso entre los colectivos de mayor edad y los más jóvenes. Probablemente sea algo temporal, porque los futuros abuelos ya estamos preparados para manejar las nuevas tecnologías con cierta solvencia, pero me atrevo a asegurar que los mensajes socio-políticos llegarán a los jóvenes, y probablemente conseguirán un cambio de percepción y de tendencia de éstos, en relación a los conceptos sociales y políticos vigentes.
Personalmente, y dado que hasta la fecha no se ha demostrado que existan mejores resultados sociopolíticos con el sistema actual, tengo una cierta disposición favorable a los cambios que nos esperan a la vuelta de la esquina. Pero confieso que me preocupa seriamente la difusión de determinadas ideas y valores. Lo siento, yo no opino que todas las ideas sean respetables. Coincido con Aurelio Arteta. Lo que es cierto es que existe el derecho de expresarlas, por muy profundamente equivocadas que estén. Pero eso no le otorga automáticamente el grado de respetabilidad.
Contrasta significativamente lo anteriormente expuesto con la expresión de ideas propias u originales en un libro. Si alguien pretende explicar sus opiniones en un libro, necesita pasar por una serie de filtros, que si bien no garantizan la aceptabilidad automática de las ideas expuestas, nos ofrece una cierta garantía de su sostenimiento intelectual. se supone que lo han visto editores, directores editoriales, correctores de texto, etc. En cambio en el tweet solo existe un filtro, el de los 140 caracteres. Eso solo te garantiza una extraordinaria capacidad de síntesis, en el mejor de los casos, y una gran facilidad para el olvido, en caso contrario.
Para apoyar todo lo expuesto, recuerdo una anécdota que me ocurrió con el Profesor de Marketing de un Master que cursé en el año 2000. Se trataba de discutir el proceso correcto para el lanzamiento de un nuevo producto. La tesis del que suscribe partía desde el Departamento de fabricación, que calcularía la viabilidad técnica del producto y sus costes de fabricación, para posteriormente proponer su precio de venta y que el Dpto de Marketing y Ventas hiciesen el trabajo de distribución. Mi profesor de Marketing me dijo algo que nunca olvidaré: Que el responsable de Marketing decidía cuanto se iba a vender y por lo tanto, el proceso debería arrancar desde allí. Le pregunté, con cierta sorna, si el consumidor no pintaba nada en esa historia, y él me dijo que no demasiado, si se invertía la cantidad adecuada en publicidad.
Esta anécdota me enseñó que la capacidad del consumidor o del ciudadano para discriminar o elegir, probablemente no sea tanta, si enfrente tenemos el suficiente potencial económico. En estos momentos se me ocurre que aunque eso pueda ser cierto, quizás hay más posibilidades para un David armado con una honda (redes sociales) frente al todopoderoso Goliath (el poder tradicional)
Lo que de verdad me cabrea es que aquellas ideas más moderadas, sensatas y viables, siempre sucumben ante el poder e influencia de la publicidad masiva, llámese internet, redes sociales o las tradicionales técnicas Goebbelianas
Once_principios_de_la_propaganda.htm
Puede ser porque los más moderados sean moderados hasta para decidirse o porque las ideas moderadas nunca podrán competir con las más radicales en marketing viral, el caso es que parecemos condenados a decidir entre establishment o radicalización, sin que parezca existir una alternativa viable intermedia.
Ante esa perspectiva, y descartando la abstención por el lógico respeto a la democracia, al ciudadano de a pie le han puesto entre la espada y la pared.
Yo quiero volver a los libros, donde suelo encontrar las respuestas a mis dudas metafísicas, y no me planteo en ningún caso prestar mayor atención a los tweets o a las convocatorias masivas. Llamadme antiguo que puedo serlo, pero borrar un libro es difícil, y no se puede poner la excusa de que te han hackeado la cuenta.

domingo, 18 de mayo de 2014

A la ribera del río

Te acercas y me preguntas dónde el río se civiliza
para contemplarlo al eco de los pasos de tu tristeza
En la llanura, en la montaña, en sus laderas

podrás hallar el sosiego que la pena minimiza

Y en tu solitaria condición me confías la verdad
que en realidad consuelo no esperas, el duelo es infinito
aunque en ciertas situaciones, al albur del atarceder
tu ánimo podría mejorar, visto con generosa bondad

Mira, hace unos días, analizando mi tristeza, concluí
que la profundidad de la culpa es lo que más me apena,
al no poder traspasar a otros la responsabilidad
de lo que sucedió, y ahora llegó el momento de sufrir

Intento disculparte y me interrumpes, descuida soy consciente
de todo lo que hice y mucho más, que lo que omití,
vendrá conmigo hasta el ocaso, como un indeleble estigma
que eliminar no es posible, ya que en tu alma está permanente

Aceptar tanta culpa solo es posible si el daño es proporcional
me es imposible -le digo-  creer que en tu ánimo pueda haber
producir tanto mal, no se podría creer en criatura tan dulce,
solo podría explicarse de haber ocurrido algo accidental

Agradezco la benevolencia y en lo más profundo de mi esencia
no dejo de agradecerte asaz tolerancia, de seguro inmerecida,
y que no saldría de tus labios de conocer todas las causas
que precipitaron la venta de mi alma y la difícil indulgencia

Bien podría decirte que fue todo por amor, y con eso qué diría
quizá en otras épocas, donde pudiese parecer suficiente;
lástima, no es el caso, en nuestros tiempos eso poco significa
ya que cualquier banalidad predomina, sobre amor y alegría

Mi único consuelo es la bondad de mis intenciones
solo pretendía liberar de mis influjos a una buena persona
cuyo terrible pecado fue enamorarse de quien no debía
de quien no le quería, o simplemente tenía otras ambiciones

No lo pudo superar y por eso aquí me hallas, por las riberas
de este río, que nació como un  torrente y murió humildemente
diluido en las turbias aguas de este canal poderoso, cuyo trayecto
encontrará, como en la vida, rectas, meandros y barreras

Quizás el delito no me lleve presa, pero mi yo, mi alma y espíritu
se hallarán en permanente penitencia, con capas moradas
bajo las telas, así es como nos sentimos, viviremos y penaremos,
y entretanto recorreremos el río con pena y con ímpetu

Ante esas confesiones, donde hablas casi de penas capitales
solo encuentro en tus acciones, la férrea motivación
de los designios del corazón, que por su capricho unas veces
nos transforma en seres perversos y en otras, angelicales

Por mi parte, quién soy yo para juzgarte, ni soy ofendido
ni te creo ofensora, quizás una víctima, quizás una estatua.
En esta ribera yo encuentro la calma, pues la necesito,
y aquí me hallarás en esos días donde se necesita un amigo.










domingo, 4 de mayo de 2014

El Sistema Métrico Vital

Una vez asimilado con deportividad que hace unos pocos días me cayeron los 50 (véase Cincuentones), y habiéndome resistido a realizar un balance global de la ingente cantidad de meses por las que uno ha pasado, muy probablemente por el pánico que me produce, he decidido proponer un sistema de valoración personal e intransferible, y que tiene como truco la enorme subjetividad e imperfección del mismo, terrenos en los que me muevo como pez en el agua.
Simultáneamente he tomado la irreversible decisión de abandonar  para esta entrada del blog ese deje irónico-sarcástico-que pretende ser un poco Larra, pero que no se acerca ni de lejos, para abordar el tema con enorme seriedad y trascendencia. Pero como uno se debe a su público, que estoy seguro de que no me quieren ver sufrir escribiendo cosas trascendentales, pues he decidido revertir la irreversible decisión. Es lo bueno de tener un blog, que escribes lo que te da la gana y te contradices de la misma manera. Ya lo decía Ortega, «Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo» Por tanto, "circunstancialmente", voy a pasar de mí mismo y hacer caso a los lectores. De nada.
En realidad, este sistema que propongo, no es estrictamente novedoso. De hecho, la historia de una civilización, de un país, de un colectivo, de una ciudad, puede estudiarse de muchas maneras, todas ellas válidas, esencialmente porque no hay manera de enterarse qué pasó en realidad. Desde muy pequeño, siempre he intentado llegar a la esencia de una realidad histórica, preguntando a mi padre quiénes eran los buenos y quiénes los malos, y observando las enormes dificultades que suponían  contestar a una pregunta aparentemente sencilla. En el último libro que estoy leyendo "1914, el año de la catástrofe", que trata sobre la 1ª Guerra Mundial, ofrece un sistema de análisis que encuentro muy interesante. Independientemente del rigor técnico con el que aborda el problema, es capaz de apuntalar las tesis con muestras de correspondencia personales de gentes de a pie, artículos periodísticos y por supuesto con documentos oficiales.
A través de este sistema, encontramos dos formas diferentes de entender un/unos sucesos; De un lado, la perspectiva individual de cada uno de los afectados, que las más de las veces nos permite observar puntos de vista totalmente discrepantes sobre unos hechos aparentemente objetivos. Por otro lado, la utilización de escritos que reflejan sentimientos personales, y por tanto, válidos en aquel momento y en aquella hora, nos permite vislumbrar la cuasi certeza de que las cosas, los hechos, los sentimientos y las valoraciones, son terriblemente subjetivas y enormemente cambiantes, según el día , la hora y el minuto en el que nos encontremos sumergidos.
Aprovechando esta lectura, cuyo objetivo es revivir experiencias humanas, y desde ahí , intentar reconstruir la historia, es cuando me he permitido exponer un método alternativo de valoración de experiencias, al que modestamente he denominado el Sistema Métrico Vital.
Podía haber elegido como nombre el Sistema Anglosajón Vital, pero si en el caso de las medidas o la circulación de vehículos, es tan profundamente equivocado, me ha parecido un riesgo innecesario aplicarlo a la vida de un individuo, por razones de fácil comprensión: la vida es lo suficientemente compleja como para llevarla por el lado izquierdo.
¿En qué consiste este sistema?  Muy sencillo. Digamos que alguien tiene que realizar una valoración sobre un periodo de su vida, unas vacaciones, la vida universitaria, el tiempo de convivencia conyugal...Cuál sería el método de valoración previo al "Sistema Métrico Vital " (en adelante SMV) Pues podríamos considerar que la mayoría de las personas tenderían a considerar ese bloque temporal como un conjunto de experiencias vitales, de las que al final de su análisis obtendrían una valoración cualitativa y global. Por ejemplo: "Las vacaciones de Semana Santa han sido un coñazo, porque ha hecho muy mal tiempo y casi no hemos pisado la playa"
Obsérvese las ventajas e inconvenientes de este método; La ventaja del mismo es su facilidad de comprensión para un tercero, que con la mejor intención nos pregunta sobre nuestro tiempo de asueto, con la lógica esperanza de que nos contesten algo muy agradable que nos permita un clima de favorable entendimiento, algo de especial importancia si hablamos, por ejemplo, con nuestro jefe directo o con el compañero con el que conviviremos la jornada laboral. A partir de aquí, podemos saber que no es el día de pedir un cambio al compañero o un aumento al jefe. Ciertamente es una ventaja.
El inconveniente principal es que no podemos acercarnos tanto a la verdad como nos podría interesar. Supongamos que tenemos un interés real y no crematístico o laboral. Vamos a plantear la hipótesis de que en realidad nos mueve un verdadero deseo de que a nuestro interlocutor le hayan ido bien esos días de asueto. Vale, no es frecuente, pero esto no es más que una hipótesis, y por tanto, no vale discutirla. Si en lugar de una valoración subjetiva global("Las vacaciones de Semana Santa han sido un coñazo..."), nos aportase datos más objetivos y numerosos, podríamos aceptar sin reservas su aseveración, discutirla hasta la saciedad o al menos matizarla.
Este nicho de mercado es el que pretende cubrir mi propuesta, el novedoso SMV. Se basa en una profunda división de la vida en pequeñas unidades temporales llamadas días, de a 24 horas cada uno, y concentrar la valoración de las experiencias vitales en cada uno de los días, y no a mogollón, como se suele hacer hasta la fecha. Ya se que parece poco innovador ("Que tenga un buen día", "¿Has tenido un buen día?", "Vaya día de mierda", etc), pero en realidad no son más que fórmulas de cortesía bajo las que subyacen claros intereses materiales: "Vuelva mañana y suelte 2€ por un café que a mí me cuesta 0,10€", "Si ha sido bueno, aprovecha tu energía positiva para arreglar la lavadora", "No me vuelvas a repetir otra vez que el mes que viene tu madre va a pasar 15 días en casa"
En mi caso, el único objetivo del SMV es conseguir aproximarnos a la realidad de las experiencias personales, su impacto, su influencia, su influjo, con el fin de poder aportar datos empíricos que puedan ayudar a mejorar la percepción que las personas a las que queremos tienen de su propia vida, o alternativamente poder ofrecerles experiencias pasadas aisladamente consideradas que puedan ayudarle a tomar decisiones o a sobrellevar mejor los inevitables disgustos cotidianos.
Aunque no he abandonado la posibilidad de numerizar debidamente cada unos de los días vividos, me encuentro en un callejón sin salida cuando pretendo comparar sucesos o hechos de gran heterogeneidad. Por ejemplo, si a mi querido amigo llamémosle A, se le presenta delante de sus narices un billete de 100€, cualquier observador objetivo diría que sin duda es un paso adelante para considerarlo como un día 10/14 (he puesto 14 para ver si me voy enterando con lo de la selectividad. Pero que si no os gusta, lo cambiamos y listo) En el caso de mi amigo A, habría que matizar mucho ese dato, porque si 4 días después le duele la espalda,  es perfectamente capaz de echarle la culpa del dolor a los 100 pavos, y a ver qué hacemos ¿puntos negativos? Para el mismo caso A, cualquier padecimiento lumbar es perfectamente irrelevante si el Atleti gana a un 3ª división. No os cuento si se hace con la Champions. Levita, fijo.
Por tanto, es claramente un sistema imperfecto, pero con posibilidades. A mí me sirve de mucho. Al final, casi todos mis días aportan algo positivo que me permiten empatar o ganar a los desastres cotidianos. A veces es la música, a veces vosotros que me léeis, otras veces las sorpresas, alguna vez un paciente y constantemente los niños. Cuando voy por debajo en el marcador, nunca me fallan.