miércoles, 20 de junio de 2012

El Pobrecito Hablador

No recuerdo exactamente el mes, la estación y ni siquiera el año, cuando oí hablar por primera vez de Mariano José de Larra. Y tampoco estoy seguro si fue el hecho de que se pegara un tiro a los 27 años, o porque lo hizo por amor. (Mi amiga dice que a los 25 ya ha coleccionado una multitud de experiencias vitales. Supongo que Larra estaría de acuerdo)
En cualquier caso, alguna o ninguna de estas razones contribuyeron al hecho absolutamente novedoso de que decidí comprar un libro que reunía una buena parte de sus mejores artículos periodísticos satíricos, entre ellos el conocido "Vuelva usted mañana", que siempre regresa a mi pensamiento cuando  tengo que lidiar con la administración.
No voy a decir que Larra fuese el mayor genio literario de la historia, pero ha dejado un curioso pack de frases geniales que, vistas en retrospectiva y manteniendo el espíritu irónico y mordaz de Fígaro (su más conocido seudónimo), cabría calificar como absolutamente premonitorias:

  •        Las teorías, las doctrinas, los sistemas se explican; los sentimientos se sienten
Yo creo que ésta sin duda es aplicable a nuestra Selección Española de Fútbol, y más concretamente a los casi 50 millones de seleccionadores españoles. 
Nos hacen un planteamiento teórico que ha sido elevado a categoría de doctrina por el mundo del fútbol en su conjunto, nos hacen ganar Euro 08 y Mundial 10, y nosotros a protestar por el "9" y no se que parada de Casillas. Solo los sentimientos pueden explicar semejante pérdida de confianza en la doctrina y el sistema de Don Vicente, ese "señor de bigote que parece que está durmiendo" , según palabras de Petros Markaris

  • Muchas cosas me admiran en este mundo: esto prueba que mi alma debe pertenecer a la clase vulgar, al justo medio de las almas; sólo a las muy superiores, o a las muy estúpidas, les es dado no admirarse de nada
Esta frase solo puede entenderse en el actual contexto socioeconómico, que fuie negado sistemáticamente por Zapatero (y otros muchos), y como se puede observar, Larra fue capaz de predecir.
Porque sin duda solo las almas muy superiores (los economistas) o las muy estúpidas (los políticos?) pueden no admirarse de lo que nos está pasando. 
Me admira lo de Bankia, Bancaja, CAM. Me admira el pastón que se han llevado los mismos que las han hundido, y me admira que no los hundamos a todos y cada uno de ellos en el Lago de la Casa de Campo.
Por tanto, y según Larra, me ubico en el justo medio de las almas, o sea que la mía debe pertenecer a la clase vulgar. Parafraseando a Huxley, quiero ser un delta , porque para ser un alfa hay que pensar mucho. O sea que me quedo como un vulgar delta

  • Las circunstancias... palabras vacías de sentido con que trata el hombre de descargar en seres ideales la responsabilidad de sus desatinos.
(Véase párrafo anterior)

  • En punto a amores tengo otra superstición: imagino que la mayor desgracia que a un hombre le puede suceder es que una mujer le diga que le quiere.
Esta es sin duda la más controvertida y la más premonitoria a la vez. Digo que es controvertida, porque yo, sin ir más lejos, no estoy de acuerdo en absoluto. El que una mujer te diga que te quiere , no lo considero una desgracia, puede estar hasta bien. El problema es que sea cierto. Eso sí que es una maldición. 
Antes de que las XX me saquen los ojos, me apresuro a matizar mis palabras. Lo considero una maldición porque parto de la premisa de que un hombre nunca estará a la altura de las expectativas que una mujer ha puesto sobre él. A veces porque son excesivas , y de ahí el elevado número de divorcios, y otras porque el hombre no se apaña.
Hay que estar muy atento para no caer constantemente  en las pequeñas celadas diarias que nos plantean ellas. Y aún así, siempre te pillan en algo. Por acción o por omisión. 
Pasa como cuando juegas contra la Selección: lo mejor es rendirse directamente o elegir muy bien las batallas que quieres pelear (y que luego vas a perder)
Son muchas, son mucho más listas, y son mucho más malas de lo que ellas mismas reconocen. Que ya es mucho

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