domingo, 28 de mayo de 2017

El Coach

Tengo un pequeño reservado en el garito que frecuento con periodicidad más bien irregular. No me lo he ganado por solera, ni por experiencia, ni mucho menos por el dinero que pudiera llegar a dilapidar en copas. Creo que me lo han concedido porque tienen un repertorio de clientes en el que abundan ese tipo de perfiles, y me necesitan para ampliar el target de oportunidades comerciales, ya que represento un estamento sociológico de escasa representatividad, pero de alta influencia.

Desde ese metafórico púlpito imparto lecciones de vida. De experiencias vitales, debería decir, porque la vida es algo mucho más complejo que el sumatorio aritmético de experiencias. Este es el tipo de cosas que transmito desde mi reservado, y probablemente la razón por la que he precisado implantar un complejo sistema de citaciones online. Siempre he sido partidario de la acción espontánea de solicitar un consejo en un momento puntual, para una duda puntual, pero el devenir de los tiempos me ha hecho ver que las personas andamos por la vida con una cierta desorientación general, y nos hemos acostumbrado a trasladarnos de un lugar a otro con indicaciones fragmentadas, como los navegadores de los automóviles: “En la rotonda coja la segunda salida” “En cien metros tome el desvío a la derecha” Y en realidad, lo que necesitamos son una serie de indicaciones generales que nos permitan afrontar las pequeñas o grandes variaciones de los momentum a las que todos nos enfrentamos a diario.

Seguramente os preguntaréis cuál es la titulación que avala mi capacidad para impartir este tipo de enseñanzas, qué Master he podido realizar y en qué Universidades he puesto en práctica mi magisterio. Con mucho gusto os lo aclaro. Soy Licenciado en Filología Normanda por la Universidad de Chesterton, modalidad teleformación. Los cursos de doctorado los he realizado en el Colegio Universitario de Andorra, adscrito a una Universidad Privada de la Seo De Urgel, en concreto a la Facultad de Veterinaria.

Como veis, mi formación podría avalar holgadamente la actividad que realizo, pero no quisiera abrumarles a ustedes con títulos, porque en realidad eso solo dice lo que sé, no lo que soy. Y es en ese ámbito en el que quisiera situarles. Soy un coach. Es decir, me dedico profesionalmente a ayudarle a vd. a ser más feliz en su trabajo, en su vida, en su matrimonio, en sus clases de salsa, en sus torneos de padel.

Y puedo hacerlo, no solo por mi evidente superioridad curricular, sino por la extraordinaria claridad con la que puedo arrojarle luz sobre todos esos temas, porque en realidad, USTED PUEDE LLEGAR A SER FELIZ Y SOLO DEPENDE DE USTED.

Lo que curiosamente haría inútiles mis servicios, al menos sobre el papel. En cambio, mi reservado del garito tiene una lista de espera de 90 días naturales. He tenido que contratar a un Vigilante de Seguridad con el título oficial de Portero de Discoteca, para poder evitar que las estupendas personas que quieren recibir mis consejos se aglomeren en demasía. Y tampoco me ha costado nada, porque se trata de una de las personas que me pidió consejo para ser feliz, porque no lo era. La rígida concepción de las normas sociales actuales le tenían costreñido, sin posibilidad de expresar sus verdaderas habilidades, sus deseos, sus aficiones. De hecho, el pobre acudió a mí en un momento de severas contradicciones morales, que incluso le habían llevado a la cárcel unos meses, por el mero hecho de abrirle la cabeza a un colega del barrio con una botella de litro de Cerveza El Aguila.

Llegó a mí desvalido, desorientado, sin reservas de fuerza emocional. De la otra sí que le quedaba. Fue necesario trabajar con él la sublimación de sus instintos naturales, los que ocasionalmente le daban algún problemilla, para trasladar esa agresividad a actividades donde resultase aceptada y provechosa. En nuestras sesiones del reservado pude enfocar el problema. El no era violento intrínsecamente, simplemente estaba inadaptado a la sociedad porque no se acababa de aceptar a sí mismo. Me costó mucho que pronunciara en voz alta sus cualidades, sus virtudes, porque tenía una visión muy negativa de sí mismo. El mismo día que bramó a voz en grito “Soy un pedazo de bestia”, sin pausa entre las repeticiones, supe que teníamos media batalla ganada. Le convencí de que estudiara para el examen oficial de Portero de Discoteca, o que en su defecto sublimara sus virtudes amenazando al examinador, y algo de eso debió de dar resultado, porque tenemos el título en un marco de plata de ley, presidiendo los límites del reservado.

De esta manera, hemos conseguido que él sea feliz. Se ha perdonado a sí mismo, se quiere mucho más y ha cogido las riendas de su vida. Ha dado con la clave de la felicidad, y ahora exhibe sus síntomas con todos y cada uno de los visitantes que pretenden eludir el control de cita previa online que tenemos establecido. En primer lugar, les muestra su carnet profesional, réplica a menor escala de ese título enmarcado. Si el visitante no se deja atemorizar por el carnet, lo que ocurre con cierta frecuencia, exhibe sus virtudes profesionales, en una escalar que tenemos previamente pactada, la del 20%. Puede empezar al 60%, menos no es eficaz, lo tenemos comprobado. Y hemos acordado que entre el 60 y el 80% debe ser suficiente para la mayoría de los casos. Porque la vida, desgraciadamente, no nos da carta blanca absoluta, y él lo sabe porque lo hemos trabajado en nuestras sesiones.

Estos mismos consejos son los que proporciono a nuestros clientes. Y, a diferencia de los desaprensivos que se exhiben en esos Congresos Profesionales, en esas tertulias mediáticas, yo no cobro. Quiero decir que mis clientes no desembolsan dinero por mis consejos. Se los proporciono gratuitamente. “Perdónate a ti mismo” “Quiérete mejor” “Coge las riendas de tu vida” Solo en el caso de que el propio visitante entienda que necesita alguna aclaración adicional, es cuando le recomiendo que no olvide esos consejos y que los grabe en una página. O que adquiera uno de los ejemplares en los que yo lo he hecho por él, para evitarle molestias, al módico precio de 25€ ejemplar. Cubrir los gastos, sin más.

Se lo que me van a decir. Que es increíble que estos consejos y enseñanzas no hubiesen llegado antes a nosotros. Coincido con ustedes. Pero recuerden que estuve muy ocupado estudiando Filología Normanda, los Master y los cursos de Doctorado. La felicidad ha llegado, tarde, pero para quedarse. Y por sólo 25€.


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