miércoles, 14 de junio de 2017

La Espera

Dicen que el que espera desespera. Y yo digo que desespera más el que no espera, puesto que ni siquiera sabe lo que puede llegar a esperar, lo que le llevará a un estado de crónica desesperanza.

Y aún así, puede que sea más feliz, puesto que al no esperar nada, nada le puede ser hurtado, mientras que el que espera, mantiene una infelicidad crónica hasta que la espera se materializa.

Y además, la espera puede no materializarse, y por tanto, la espera perenne dará paso a una perenne frustración, que tiende a infinito, hasta que deje de esperarse.

Ya sé que estas reflexiones pueden parecer meros silogismos , pero en mi mente analítica me hacen concluir que el mejor estado del hombre es la mera contemplación de los acontecimientos de la vida, asistiendo a ellos como el que acude a un estadio de fútbol para contemplar un partido entre dos rivales que le son completamente ajenos. O a una visita a un Museo de Arte Contemporáneo, en la que parece bastante inútil desgastar combustible para cualquier cosa que no sea la simple observación, puesto que la interpretación de las obras está únicamente al alcance del autor o de algún snob delirante.

Y si esto es así, ¿qué carajo hacemos esperando de la vida venturas, qué carajo hacemos intentando esquivar reveses, qué carajo hacemos planificando, qué carajo queremos decir con eso que llamamos EL FUTURO?

En labios de su autor

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