domingo, 13 de agosto de 2017

Balance

Déjame que te aclare las cosas: En el cómputo general, conocerte ha sido la peor de las experiencias de mi vida. No niego los buenos momentos; Acepto tus besos como la metáfora más cierta de la ascensión a los cielos. Reconozco todas esas noches en tu lecho, como el acceso directo a una dimensión superlativa. Asumo esas conversaciones vespertinas que manteníamos en tu terraza, como una de esas clases magnas de algún profesor emérito. Y por encima de todo, certifico que he estado todo lo enamorado que se puede estar de una persona, el máximo concebible, el ideal completo, tanto como recitaban los mejores poetas.

Y aún así, el balance es negativo, puesto que en el debe, he de anotar tus traiciones, tus mentiras, tus amagos. Tus crueles comentarios, tus ruines comportamientos para conmigo. Como aquella vez que me humillaste en el peor de los escenarios, estando a solas. El frecuente rechazo a mis besos sin motivo aparente. Tus mensajes vacíos a mis pequeños poemas. Tus expresiones de hastío al recibir mis halagos. Los silencios inexplicables con los que recibías mis planes de futuro.

Incluso ahora, cuando he reunido el valor para decirte lo que siento, cuestionas mis argumentos con muecas de fastidio, como si cuestionases mis argumentos por infantiles. ¿Entiendes que la aritmética de mi dolor no está justificada? ¿Consideras el balance inexacto? ¿Crees que tus caricias deben ser mejor ponderadas? ¿Quizás exagero valorando tus crueldades? ¿Acaso igualas pérdidas y ganancias?

En ese caso, te deseo lo mejor, que encuentres quien iguale tu balance. Que sufras recibiendo un simple intercambio, un trueque igualitario. Que quedes en paz con quien diga quererte. Que tu vida simplemente quede a cero, sin beneficios ni inventario.

Y déjame a mí como tu más ilustre acreedor, con el que lo ha puesto todo en el balance, con el que no espera nada en absoluto, con el que aporta todos los activos y recoge todos los pasivos.


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