lunes, 27 de marzo de 2017

Al Compás De Ese Blues

Como en la pasarela de Cannes, tu entrada se sincronizó con los acordes de ese blues que nos gustaba. Y como en la secuencia de una cadena de montaje, se inició tu sonrisa, mi sorpresa, tu regocijo y mi miedo, en una cadencia casi indetectable.

Supe que te acercarías, que me besarías en la mejilla, muy cerca de la comisura de los labios, advirtiéndome de quién iba a los mandos. Sabía que levantarías los ojos y mirarías con una mezcla de superioridad y asco a mi acompañante, pobre ignorante de tu poder abisal. No tenía duda de que captarías al primer varón del entorno y que le seducirías con tu técnica habitual, simplemente para incrementar mi sufrimiento. Luego extraerías de tu bolso la llave del coche, la expondrías al libre auditorio, se la cederías a tu ocasional acompañante, y te levantarías esperando que te siguiera como un pobre marsupial esperando la bolsa materna.

No es que no me importase, es que conocía el ritual y lo respetaba, como respeto las procesiones, los pasos de Semana Santa y el unísono cantar de las alineaciones de un partido de fútbol. Simplemente, hay tradiciones, usos, liturgias, que hay que cuidar, porque nos ofrecen una inmutable referencia para aquellos momentos de zozobra. Todos hemos de creer en algo, y yo sostenía firmemente que ella era un mal bicho, pero de comportamiento predecible. Y se agradece. Porque la incoherencia aporta sobresalto, y las costumbres, consuelo.

Por eso, aunque entre el agua del hielo, y la de mis lágrimas, ese whisky perdió bastante de sus propiedades organolépticas, en mis labios se dibujaba una leve sonrisa, que no era exactamente de alegría, sino de sosiego, el que produce saber que ella nunca falla, que siempre está ahí, a tu lado, para erosionar cada una de esas neuronas que la quisieron, cada una de esas fibras del cuore que sufrieron por ella, y agotar poco a poco el remanente de mi capacidad de sufrimiento, que mucho me temía, se coordinaría con lo que me quedaba de vida, y todo ello, al compás de los acordes de ese blues que nos gustaba.

 

 

I, Isaacrabin [GFDL (http://ift.tt/KbUOlc) or CC-BY-SA-3.0 (http://ift.tt/gc84jZ)%5D, via Wikimedia Commons

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