domingo, 26 de noviembre de 2017

El Pijama De Cuadros

La conocía de antes, no lo suficiente , no lo bastante. Y sin mediar palabra, gesto o caricia, pasé al estado enamorado hasta las trancas. 
Qué pasó pues?, me preguntaréis sorprendidos. No mucho. Simplemente la vi, vestida con un pijama de cuadros.
Denunciando la opresora moda capitalista ? Reivindicando la vida familiar? Durmiendo en angelical mueca? 
No, simplemente vestida con un pijama de cuadros. 
Provocando mi ternura infinita , extrayendo el guerrero que nunca fui, con el único fin de protegerla, generando un poeta inexistente, solo para complacerla, rezumando generosidad por todos los poros de mi piel, antaño inexpugnable a las bondades . 
Saltaba en la cama con un deje adolescente, reía todo su ser, y de todos y cada uno de los botones de su pijama, parecía proyectarse un cañón de felicidad intrascendente, contagioso e inofensivo, al que solo podría resistirse el campeón de los hombres malvados.
Y de repente me vi, compartiendo sus brincos, riendo hasta el absurdo, cantándole mis poemas , flotando en el universo, y desde ahí, desde la más elevada de las alturas, tuve que aceptar la realidad, que ni ella, ni su risa , ni sus saltos , ni por supuesto, el pijama de cuadros, formarían parte de mi vida.


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