miércoles, 6 de mayo de 2015

Losing My Religion




Siempre me pareció muy interesante que el título de esta canción de REM pudiera traducirse literalmente al español con un significado aparentemente muy alejado del real. La traducción literal podría ser algo así como "perdiendo mi religión", mientras que el verdadero sentido de la frase viene dado por una expresión del sur de Inglaterra, y cuyo significado podría asemejarse más a la expresión española "perder los papeles". Es decir, un estado de perfecto desquiciamiento mental, cuyo final se asociará inevitablemente a algún tipo de barbaridad desproporcionada o absurda.

Lo que intriga es encontrar ese paralelismo entre perder tu religión y perder la chaveta. Parece que hoy en día sería más acorde con los tiempos lo contrario, es decir, que perder la religión fuese parte de un proceso de modernización y progresismo, antes que otra cosa. La religión está más "demode" que "on fire", y por tanto, es un concepto que no forma parte de las reuniones sociales ni de las tertulias televisivas o radiofónicas.

Resulta llamativo que el hecho religioso, al que podemos asociar inequívocamente con un montón de relevantes acontecimientos históricos, haya podido desaparecer de nuestro día a día. Es cierto que muchas personas y familias dedican la sagrada jornada dominical a hacer una aproximación al templo, muy habitualmente en el contexto de un pequeño tour que parte de nuestro domicilio, hace escala en la Iglesia, regresa previo paso por el bar en el que ponen el mejor vermouth, y nuevo regreso a nuestra morada.

Pero quería resaltar la escasa presencia que la religión, antaño pilar fundamental de la sociedad, tiene actualmente entre nosotros. Nos hemos acostumbrado a hablar de cualquier otra cosa con nuestra gente, nuestros amigos, nuestra familia. No nos preguntamos por nuestra postura ante los misterios de la Iglesia, ni comentamos mientras tomamos café, qué es exactamente lo que quería decir  San Pablo en su Carta a los Efesios, además de saludarlos cordialmente.

No es que sea un hecho que me quite el sueño, al menos en lo que se refiere a las liturgias, los organigramas de los mensajeros del Señor, la financiación del clero y la posición política de la Conferencia Episcopal. No es que me disguste mucho que la imagen actual de la Iglesia dependa mucho más de su vertiente caritativa que de la catecumenal. Desde luego me parece bastante más loable ocuparse de las necesidades reales que de las espirituales, y en ese sentido percibo una mejoría de la marca Iglesia. Si acaso me preocupa más la pérdida de valores que han sido traspasados desde la filosofía a la religión , de la religión a la política, y de la política a vaya vd. a saber donde, porque la sociedad en su conjunto no parece hacerlos recibido.

En ese sentido, si hiciésemos una playlist de las mejores ideas de la historia, en lo que se refiere al enriquecimiento del ser humano, algunas procederían de la Biblia, y no me refiero a los más picantones pasajes del Cantar de los Cantares, como alguno se relamía. Ya sé que los primeros puestos podrían ser de Sócrates, Platón, Aristóteles o Bukowski. Pero, honradamente, ¿no podríais algunos de los mandamientos en algún sitio?

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