miércoles, 22 de abril de 2015

Lluvia De Estrellas

Me ha llamado la atención cuando lo he escuchado esta mañana: Hoy se va a poder visualizar el fenómeno conocido como Lluvia de Estrellas. Lo cierto es que ya lo había escuchado en otras ocasiones y siempre me quedó la inquietud de conocerlo con un poco más de profundidad.


Por tanto, he revisado las diferentes páginas de noticias en internet y me he quedado con una del diario La Voz de Galicia, donde me ha parecido que la información era lo suficientemente exacta y veraz. No me preguntéis porqué, supongo que he debido confundir astronomía con astrología, y en esas artes de brujas y ocultismo, los gallegos nos dan sopas con honda. Y haberlos, hailos.

A través de esta fuente, he podido saber que el cometa que se desintegra parcialmente es el cometa Thatcher. entiendo que con ese nombre, los fragmentos que proyecta serán de armas tomar, como Doña Margaret.

Supongo que en vez de llamarlo "Desintegración de Cometas", que es realmente lo que ocurre, "Lluvia de Estrellas" parece bastante menos lírico y sostenible.
Aunque el nombre técnico más apropiado es el de Líridas. La historia de cómo se le asigna ese nombre me parece bastante original. Al parecer, según la mitología griega, después de que las bacantes mataran a Orfeo, arrojaron su lira al río. Después de esto, Zeus ordenó a un águila que la recogiera y la colocara en el cielo como una constelación.

Tras leer la historia, no he tenido más remedio que profundizar un poquito. Y así, descubrí que las bacantes eran mujeres griegas adoradoras del Dios Baco, que tenían la sana costumbre de subir a un monte y entregarse a unos días de orgía y desenfreno, con alcohol y alucinógenos. También hacían sacrificios animales, y posteriormente se dedicaban a pasarse por los bosques buscando varones a los que incordiar un rato.

Se conoce que en una de esas pillaron al pobre Orfeo por banda, supongo que como final feliz de la orgía, y la lira acabó en el río. Y ahora resulta que esa lira es la que nos congrega esta noche, curiosos y expectantes, en las puertas de las terrazas, en los alfeizares de las ventanas o simplemente tomando una copa en el exterior de un after hours ( o sea un bar de toda la vida pero con las copas más caras)

Como ya iba lanzado, estuve revisando atentamente los consejos para visualizar adecuadamente el fenómeno. Y aunque cada uno de ellos parecía bastante razonable y adecuado al caso, no se como me las ingenié para conseguir encontrarle algún tipo de carga metafórica o simbólica.

  1. Alejarse de las grandes ciudades y pueblos para evitar la luz. La clave es encontrar un lugar lo más oscuro posible.
  2. No intentar ver la lluvia de estrellas fugaces con nubes.
  3. Es inútil emplear telescopios, ya que el campo de visión de estos aparatos es muy cerrado y abarcan una pequeñísima región del cielo.
  4. La observación se debe hacer únicamente a simple vista.
  5. Se verán mejor si nos tumbados en el suelo o sobre una tumbona.
  6. Comenzar a observar nada más oscurecer.

Para mi imaginación desbocada, estas simples propuestas provocaron un alución de posibilidades, de reflexiones y pasiones, doy por hecho que muy alejadas del propósito inicial del periodista. 

Supongo que al estar trabajando indirectamente en el fallecimiento de Orfeo, era completamente inevitable que las musas acudieran a mi auxilio. La mitología griega detalla la existencia de las nueve musas, dirigidas por Calíope, que a su vez era la madre de Orfeo y la encargada de inspirar a los escritores "serios". El negociado de la literatura romántica estaba a cargo de una segundona, su hermana la musa Erato. Es obvia la razón.

Pues Calíope o alguna de sus colaboradoras debió influirme de alguna manera, porque dudo que a mí solito se me pudiese haber ocurrido la idea de relacionar los consejos de visualización de las Líridas con nuestro paso por la vida y sus objetivos.

Antes de que el lector empiece a alucinar o a especular con la idea de que el autor pudiera estar de regreso de alguna orgía de las bacantes, con la lógica sobrecarga de alucinógenos, he de recordar que un escritor comparó los gigantes con los molinos de viento, y todo el mundo le considera uno de los mayores genios de la literatura mundial. Yo, modestamente, reclamo mi derecho a plasmar mis locuras en estas líneas con un mínimo margen de confianza, el que hay entre los amigos.

Porque la idea de alejarse las grandes ciudades y buscar los lugares más oscuros posibles, me parece cargada de simbolismo vital. Huyendo de la interpretación literal, yo diría que ésta recomendación se orienta más hacia la necesidad de dejar de deslumbrarnos por el aparente brillo de las cosas, y concentrarnos en una cierta austeridad moral y material, con el fin de poder observar los grandes fenómenos de la vida con mucha mayor claridad. 

La siguiente recomendación parece recomendarnos una perogrullada, que podremos ver más nítidamente la "Lluvia de Estrellas" en ausencia de nubes. Parece obvio.  Pero el sagaz lector descubrirá implícitamente una metáfora de la conocida idea de San Ignacio de Loyola "En tiempo de tribulación, no hacer mudanza" , lo que en traducción libre y contemporánea quiere decir que si las cosas no están claras o totalmente borrascosas, parece más razonable estarse quietecito y esperar a que las nubes se desplazen a cualquier otro lugar de la atmósfera.

La tercera recomendación, casi no merece la pena dedicarle un minuto, porque su significado resulta evidente. Habla de un supuesto telescópico y de su reducido campo de visión, cuando su significado real es que en ocasiones estamos demasiado enfocados en un aspecto más colateral de las cosas de la vida, y que necesitqamos alejarnos un  poco para tener una perspectiva más global. Lo que viene siendo la idea general de "Los árboles no nos dejan ver el bosque", uno de los refranes españoles más clásicos y difundidos. 

En cuanto a la recomendación número cuatro, estoy plenamente dispuesto a aceptar diferentes posibilidades semánticas. Mi opinión es que defiende la utilización del conocimiento intuitivo como fuente de sabiduría a la hora de tomar decisiones o forjar una opinión. Es decir, que un conocimiento desprovisto de racionalidad y cargado de emocionalidad, puede ser de una gran utilidad a lo largo de nuestra vida. Estemos o no de acuerdo en el concepto, es muy probable que éste fuera el significado de la metáfora, aunque honradamente no puedo descartar que el autor tuviera en su mente algún tipo de comunión etérea de significado incierto. Aunque lo he reflexionado en profundidad, no he encontrado nada un sentido freudiano a esta frase.  Dadme tiempo.


De la sexta ni hablo. Decir que se observa mejor el fenómeno tumbado o en la hamaca no es , desde luego una propuesta ergonómica ni de confort. Es una obvia figura literaria que recomienda la reflexión previa y prolongada a la hora de tomar decisiones. De ahí la obvia metáfora con las hamacas y el reposo. Ninguno de los magníficos lectores de antoniadis9 ha podido caer en tan burda trampa semántica. 

Y por último, la más difícil. Me ha costado muchísimo encontrar el oculto mensaje que incuestionablemente refleja tan breve frase: "Comenzar a observar nada más oscurecer" ¿Puede referirse a la mayor capacidad crítica que se alcanza con la edad, es decir, con el oscurecer de la vida? ¿Pondera favorablemente los encantos de la hora nocturna? ¿Da por hecho que la vida es tedio, y por tanto oscuridad, en el más puro estilo cínico de Emil Cioran? Confieso que necesito la ayuda del lector, para que arroje luz ante tamaño misterio.  

Como reflexión final, podríamos concluir que somos capaces de encontrar los mensajes y las señales que marcan el camino a la consecución del objetivo. Como escribiera Julio Verne en su Viaje al Centro de la Tierra, hay que estar muy atentos a las pistas que deja Arne Saknussem para poder llegar al final, al propio centro de la tierra. A veces las encontramos en un pergamino, otras en una roca, otras en un libro y otras en las personas. Y esto sí que no es metafórico.   




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