sábado, 18 de noviembre de 2017

Las Reglas Del Juego

Avanzó hacia las montañas espumosas que atacaban la playa sin piedad, asumiendo su clara inferioridad. Pensó que su determinación podría doblegar cualquiera de las fuerzas de la naturaleza, por violentas o vigorosas que fuesen. Y, a duras penas, consiguió poco a poco hundirse en la montaña de agua, arena y piedras. El tiempo justo para llegar a la conclusión de que la corriente la arrastraría inevitablemente hacia las rocas del acantilado.

Cuando empezó a intimar con los salientes, una y otra vez, cuando comenzó a saborear la mezcla de sangre y decepción, cuando fue consciente de que el dolor no se plegaría a los dictados de la conciencia, cuando se resignó a aceptar que no conseguiría su propósito y que, a cambio de su innegociable decisión, solo obtendría sufrimiento, frustración y fracaso, solo pudo esbozar una representación esquemática de su pensamiento, unas líneas rectas que le aclaraban la situación: Ni siquiera es posible abandonar este mundo sin contar con la comunión de las fuerzas que nos son ajenas. Nada está únicamente al albur de nuestra decisión. Somos simples jugadores de fortuna, insertados en un tablero ficticio gobernado por algunas reglas que nos son desconocidas.

Y en ocasiones jugamos, porque queremos y nos lo permiten. En otras abandonamos, pero nos retienen en la partida. Y las menos, coincide nuestra voluntad con las reglas del juego.


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